viernes, 9 de marzo de 2012
ZENÓN BOGADO ROLÓN, el poeta que pretendió volver a la cultura tribal
Zenón Bogado Rolón, Villarrica 1954, Asunción, diciembre/2005.
Es poeta maduro en las dos lenguas oficiales del Paraguay, porque las
traducciones de sus poemas al castellano, realizadas por él mismo, tienen el
mismo vuelo poético que los originales. Su lenguaje poético es esencialmente
simbólico. No aterriza en ningún momento al campo del lenguaje lógico.
Pero como verá el lector, su poesía en guaraní se halla inundada de “cultismos
vivos”. Así lo denomino en mi libro Gramática
Elemental del Guaraní Paraguayo las palabras traídas de las variedades
dialectales indígenas al guaraní paraguayo. El caso es que Zenón se
acercó al mundo cultural de los indígenas guaraní actuales, en las selvas del
Paraguay, e investigó con avidez el lenguaje de los mismos. Descubrió con asombro
los hechos culturales relacionados con la lengua, como le ocurre a toda persona
que se inicia en el campo de la antropología, la etnografía o milita en el
indigenismo. Su entusiasmo lo llevó a aplicar la metodología denominada de
“observación participante” que consiste en ir a vivir con los indígenas y
observar “desde dentro de la pecera” las pautas culturales. Esta es una
metodología “peligrosa” para quienes en forma empírica, sin formación
académica, aplican en las investigaciones de la cultura indígena. El peligro
consiste en dejarse ganar por el esplendor de la cultura ajena hasta el punto
de pretender abandonar la propia. Evidentemente le ocurrió esto a Zenón Bogado
como le puede ocurrir a cualquiera que ingrese a ese mundo en forma
desprevenida. Sólo de este modo puedo explicar la intensa asimilación de la
lengua y la cultura indígena por Zenón Bogado, a tal punto que formula la
propuesta para sí y para los paraguayos de volver a la cultura tribal. Su
admiración lo llevó a una convicción muy firme y sincera. Recorrió
parcialidades indígenas a fin de conversar con los Ñanderu, los sabios
dirigentes espirituales. Tengo entendido que en tales circunstancias llegó a
enfermarse y le ofrecieron un tratamiento especializado, pero Zenón se negó a someterse
a la medicina occidental por haber perdido la confianza en ella. Esa medicina
pudo haber prolongado su vida, pero él confió plenamente su cuerpo y su vida a
los médicos indígenas, los cuales, como se ve, no pudieron preservar la vida de
Zenón. Así quedó patentizado el grado de convicción al que llegó Zenón Bogado
Rolón en esta cuestión.
La tentación de restaurar el “reino indígena” o “el edén
americano de la pre conquista” acicatea a todos los que nos aproximamos a
observar el mundo indígena; y doy mi testimonio de que su atracción es muy
fuerte, conocimiento que me permite comprender perfectamente la actitud de
Zenón. Sin embargo, luego de tomar distancia de la misma uno puede comprender
que se trata de una quimera, de un imposible; es una utopía porque no se puede
regresar a estadios culturales anteriores ni se puede asumir la cultura del
otro, cuando ya se tiene una identidad cultural propia. Además, como dice Rubén
Bareiro Saguier, “entre el guaraní y el paraguayo se produjo una ruptura
ineluctable”. Entiendo por esto una ruptura que no se pudo eludir a lo largo de
la historia porque son culturas incompatibles, y no precisamente porque los
europeos hayan tenido una tecnología bélica infinitamente superior a la de los
americanos, ni porque tengan una estructura religiosa más elaborada, sino
porque se diferencian de modo inconciliable en el aspecto económico. El
indio americano no acumula bienes, porque su cultura no le permite, mientras el
europeo se desvive por acumularlos.
Toda esta disquisición previa nos servirá para comprender y
explicarnos la obra poética de Zenón Bogado Rolón; un poeta paraguayo que no
solamente pretendió aprender y asimilar los dialectos guaraní indígenas sino
que ingresó profundamente a la cultura de los guaraní y terminó identificándose
con ella en perjuicio de su propia identidad cultural. Esto le ocurre con
facilidad al paraguayo porque deambula entre los extremos de despreciar
profundamente al indígena o identificarse con él invocando que pertenece
a “la raza guaraní”. El paraguayo normalmente no identifica su identidad
cultural ni sabe que el pueblo guaraní es un pueblo distinto del suyo; además,
es portador de valores maximalistas, va con facilidad de un extremo a otro, no
conoce puntos intermedios y cualquiera sea la postura asumida, será radical y
extrema.
Por esta vía Zenón Bogado Rolón trajo a la poesía paraguaya
en guaraní una serie de palabras que, si bien son genuinamente guaraníticas,
son desconocidas por el hablante del guaraní paraguayo. Además dichas palabras
provienen de varios dialectos indígenas de modo que produce una
confusión. Por suerte no se trata de lenguaje lógico sino del lenguaje
poético, y en ese contexto es aceptable. Lo único que va en detrimento de la
obra de Bogado Rolón es que, por la razón señalada, su lenguaje poético
descomunica.
Entre sus obras figuran los poemarios Tomimbi/ Que
brille (1990), Tovera / Que reluzca
(1990), Tojajái / Que titilen (1992) y Ayvu
Pumbasy /Música de la palabra (1994). Sus Obras Completas se
publicaron póstumamente en el 2007 por la Editora Servilibro SRL.
En cuanto a la forma poética es, inconfundiblemente, poesía
de ropaje moderno, absolutamente alejada de la poesía popular paraguaya en
guaraní, y por ende de la poseía clásica española. Nadie podrá comprender su
obra poética a través del lenguaje lógico; se trata de poesía, y de una poesía
altamente elaborada que en ningún momento se aparta del lenguaje simbólico.
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Me gusto en una parte del articulo donde habla de su 'sinceridad', porque realmente fue así. Javier Bogado
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