jueves, 19 de julio de 2012
LA DIFERENCIA ENTRE “LO GUARANÍ” Y “LO PARAGUAYO”
Invitamos
al lector a reflexionar sobre este tema que pocas veces abordamos en el marco
del sistema educativo. Nuestro sistema adolece de tantas imperfecciones siendo
una de ellas ésta; es decir, la falta de distinción entre “lo que es guaraní” y
“lo que es paraguayo”. Es deber del
sistema educativo el esclarecimiento y separación de ambas culturas. La confusión sube de punto cuando se trata de
la lengua, porque al paraguayo se le inculca que el idioma guaraní que habla le
corresponde genuinamente a su pueblo y que no está dialectalizada; que es una
lengua única, sin lenguas hermanas en el continente. Nuestro sistema educativo
tiene el deber primario de corregir este enfoque y enseñar que el idioma
guaraní hablado por los paraguayos es una de las 53 variedades dialectales de
este idioma y que como tal los paraguayos debemos asumirla.
Para
dimensionar la diferencia existente es de rigor una visión acabada de la
cultura guaraní y de la cultura paraguaya.
1.- El pueblo guaraní y su pervivencia
El peor defecto que comete y
ha venido cometiendo desde antaño el sistema educativo nacional es la
referencia que hace del pueblo guaraní siempre en tiempo pasado. Los paraguayos
aprendimos, junto con las primeras letras en la escuela, que el pueblo guaraní
ha desaparecido, dejando en su lugar al pueblo paraguayo. Todos los textos
escolares mencionan que los guaraní fueron valientes; que fueron aguerridos,
que fueron sabios, que alcanzaron altos niveles de conocimientos en botánica,
en medicina, en astronomía, etc. Nuestros textos escolares usaron siempre todos
los verbos en tiempo pasado cuando se referían al pueblo guaraní. Por causa de
este levado de cerebro es que el paraguayo de hoy cree firmemente que el pueblo
guaraní desapareció y lo cree a pesar de las estadísticas, de las publicaciones
periodísticas, de las entrevistas radiales y televisivas hechas a los indígenas
e incluso a pesar de la aparición eventual de los indígenas ante sus ojos. Este
enfoque perverso ha consumado un etnocidio mental, el cual debe corregirse con
la mayor urgencia. El sistema educativo debe informar a las generaciones
jóvenes que el pueblo guaraní vive y pervive a pesar de todas las vicisitudes
pasadas; que está allá en la selva viviendo de conformidad con su cultura
propia. La nación guaraní no es un mero objeto de estudio antropológico sino un
pueblo en marcha que se encuentra atravesando la situación más difícil de su
historia por causa de la depredación de su hábitat, pero a pesar de ello
pervive.
2.- Descripción de la cultura guaraní
2.1.- Lengua
La
cultura guaraní se enmarca dentro de las culturas eminentemente orales y
ágrafas. Los guaraní no alcanzaron la escritura. Incluso volvieron a perderla
después de la gran experiencia jesuítica.
Sin embargo, durante la colonia fue una de las tres lenguas de América
junto con el quechua en los Andes y el náguatl en México. También fue una de las primeras lenguas estudiadas
por los europeos, al punto que en el siglo XVII ya contó con diccionario y
gramática producidos por los misioneros jesuitas y franciscanos. Debido a la
gran extensión de la lengua en América del Sur y el Caribe, la misma se halla
dialectalizada por cada uno de los pueblos o parcialidades autodefinidas. La lingüística ha llegado a identificar 53
variedades dialectales de la lengua guaraní, de las cuales una decena ya se
halla extinguida. En el Paraguay actual
existen 6 variedades dialectales indígenas y 1 no indígena denominada guaraní
paraguayo. Las demás se hallan
ubicadas en el Brasil, la Argentina, Bolivia, Colombia, Perú, Venezuela y
Guayana.
El
patrimonio común de todas las parcialidades es la lengua. Muchas parcialidades
llaman a su lengua “Ava ñe’ẽ”, otras “ñande ñe’ ẽ”, otras “ñande ayvu”, y otras “ñande ñe”.
2.2.- Religión
Si
bien existe una gran penetración de las religiones europeas, especialmente la
cristiana, al interior de las parcialidades, el guaraní profesa aún su religión
propia. Las distintas parcialidades
realizan una interpretación de la oratura sagrada común y con base en ella
establece su religión. Tanto el dios principal, creador de todo lo creado, como
el gran panteón de dioses que conforma la pirámide de la religión guaraní,
reciben nombres distintos según las parcialidades. La separación de los guaraní en
parcialidades, tal como se presenta actualmente en el Paraguay, como en el
resto de América del Sur, se debe precisamente a discrepancias teológicas en
cuanto a la interpretación de la oratura sagrada. La oratura sagrada consiste en una larga
narración teológica que comienza con la aparición del supremo hacedor en medio
de las tinieblas primigenias, su naturaleza inicial de voz, palabra y canto, y
su posterior materialización a través de la luz. Corporizado que fue el verbo, su cuerpo asumió
la forma humana, creó la tierra bajo sus pies y la puso en equilibrio en el
universo, sobre dos líneas en cruz. Con
posterioridad creó todo lo existente en la tierra, creó a su propia mujer de un
hilo de su vincha sagrada y comenzó a tener una larga descendencia. Construyó el panteón de los dioses menores y
estableció las jerarquías sagradas, pirámide cuya base es el hombre. El supremo
hizo saber de su existencia, a toda su descendencia a través de su palabra. Luego
estableció la misión del hombre en la tierra y adelantó la forma en que la
tierra se echará a perder, así como los signos reveladores del principio del
fin.
La
oración que al mismo tiempo es canto, música y danza, responde a los sistemas
de creencias de las parcialidades.
2.2.1.- La oratura sagrada de los guaraní y
la literatura
Es
por demás habitual que los guaraniólogos presenten el AYVU RAPYTA de León Cadogan como “literatura guaraní”. Es un error
lamentable que corresponde a las universidades corregirlo. Ese texto no es literatura de ficción ni
historia, ni ensayo. Es la oratura sagrada de los guaraní en versión de la
parcialidad Mbya Ka’yguã. Para ser más explícito digo que ese texto es
comparable en nuestra cultura sólo con la biblia.
De la
misma forma que Cadogan documentó también una buena parte de la oratura
sagrada, pero la de los Paĩ Tavyterã,
el General Marcial Samaniego. Hoy día conocen bastante esa versión el
antropólogo Georg Grumberg y los paraguayos Gregorio Gómez Centurión, Cristina
Olazar, y yo mismo que publiqué parte importante de ella en el número 18 en la
Revista Ñemitỹ. Los Paĩ Tavyterã denominan a esta oratura sagrada ARAKUAÁVY, pero es más conocido con el nombre vulgar de MBORAHÉI PUKU. Este nombre se debe al modo de contar
cantando y dicen que la narración no se termina de contar en 40 días con sus
noches. Por tanto es un texto de mucha
envergadura.
De
igual modo tienen sus respectivas versiones las otras parcialidades de la
nación guaraní. La de los guaraní Apapokúva
fue una de las primeras en ser recogidas; fue hecha por el etnógrafo alemán
Kurt Unkel, más conocido por su nombre guaraní de Nimuendaju. Reiteramos que es un error estudiar dichos textos como
literatura, simplemente porque no lo son. Y además, porque se degrada la
cultura guaraní equiparando textos sagrados a la literatura de ficción de
estilo europeo que nada tiene de sagrado ni de teológico.
2.2.2.- La oratura profana
Después
de la oratura sagrada existe en la cultura guaraní la oratura profana cuyas
manifestaciones más comunes son los dos cantos denominados: GUAHU y KOTYU; el primero es un canto ceremonial y por ende sagrado, y el
segundo es canto profano o de divertimento que habitualmente es acompañado de
danzas colectivas. Estos textos tampoco
constituyen literatura por el hecho de no estar escritos. Cuando son transcriptos constituyen oralitura y debe ser tratada como tal,
porque de lo contrario se desnaturaliza su esencia oral.
El
conocimiento de estos textos es importante, pero reiteramos que no deben
equipararse a lo que en la concepción europea se conoce como literatura.
2.3.- Economía
En
cuanto a la organización económica es preciso divulgar a través de las
universidades que la guaraní es una cultura que no realiza acumulación de
bienes materiales. Este aspecto que marca la diferencia fundamental con las
sociedades de modelo europeo, como la nuestra, curiosamente nunca se señala en
la cátedra; casi nunca los descriptores de esta cultura llamaron la atención
sobre este aspecto que, para mí al menos, es crucial para establecer la
diferencia, para ilustrar acerca de la cultura guaraní y presentarla como una
alternativa diferente de vida. De ello
derivan una serie de conductas tales como la escasa valoración del trabajo
humano, la casi nula predisposición para el almacenamiento de víveres, la
imprevisión más absoluta en materia alimentaria, el escaso apego a las
comodidades, la precariedad de la vivienda y el escaso desarrollo de la
agricultura, entre otros. Si bien la
sociedad guaraní ha llegado al neolítico, esa etapa está apenas en sus inicios,
siendo escasa la diferencia entre lo encontrado hace 500 años y la sociedad
guaraní actual. Hasta el presente no quieren acumular bienes; no se avienen a
la agricultura de renta ni a la actividad pastoril o ganadera; a pesar del
ejemplo que tienen en la sociedad paraguaya se niegan a practicar la
acumulación de bienes.
2.4.- Organización Social
La
nación guaraní nunca constituyó Estado. Tampoco centralizó su gobierno bajo un
liderazgo común. Su modo de organización social es el confederativo. Se agrupan
en pequeñas comunidades tribales, de menos de 100 familias nucleares,
denominadas generalmente Te’ýi. La
vida es vivida en comunidad, la misma se desarrolla alrededor de la gran casa
de oraciones y las familias nucleares tienen sus viviendas propias hacinadas en
el entorno de la casa principal. El
individuo responde primeramente a su comunidad y luego a su parcialidad o
etnia. La parcialidad es un conjunto de
comunidades identificadas por una denominación común. Por ejemplo los Paĩ Tavyterã constituyen una etnia o
parcialidad situada en el Departamento de Amambay y se halla constituida por
cerca de 50 comunidades. Ellos tienen su dialecto de la lengua guaraní bastante
emparentado con el guaraní paraguayo y su propia versión teológica de la
oratura sagrada. En el Paraguay actual las parcialidades son Mbya, Ava katuete, Paĩ Tavyterã, Ñandéva Tapyete
y Ache Guayaki.
2.5.- Organización Política
Estas
comunidades tienen gobiernos de origen popular y no hereditario; sus
autoridades políticas son elegidas por consenso, sin votación y sin plazo
determinado de mandato. Dicha autoridad
política generalmente denominada Mburuvicha
ejerce la función bajo el control directo del líder religioso, comúnmente
denominado Ñanderu o Tekoaruvicha. Debido a la gran
influencia que tiene esta autoridad sobre el servidor político, algunos
antropólogos han calificado el sistema político guaraní como “teocrático”.
3.- Descripción de la cultura paraguaya
La
cultura paraguaya es nueva y resulta del sincretismo cultural
guaraní-español. En lo político el
Paraguay se ha apartado del sistema guaraní y adoptado la democracia europea,
aunque con muchas dificultades debido a las falencias de la educación
institucionalizada. En lo económico la
cultura paraguaya, desde sus orígenes, ha pretendido acumular bienes; es decir,
se halla esencialmente predispuesta a acumular todo lo posible, a almacenar lo
que alcanza, a tener y a prevenir el sustento del futuro; todo dentro de lo
posible. Sin embargo subyace en su
cultura económica la imprevisión y la indisciplina en materia laboral. En cuanto a la organización social el sistema
paraguayo es del tipo europeo, separada en familias nucleares y con
organizaciones sociales muchas veces más formales que reales. En cuanto a la lengua el paraguayo mantiene
las dos lenguas de sus progenitores, sin configurar bilingüismo sino diglosia,
debido al gran prestigio de la lengua del poder y la falta de apoyo estatal a
la lengua americana.
4.- La ambivalencia cultural del paraguayo
El paraguayo
es un ser que navega en dos aguas culturales, y la confusión en que vive es
total. Nuestro sistema educativo nunca ha aclarado suficientemente que como
individuos somos parte del pueblo paraguayo y no del pueblo guaraní; y esta
diferenciación es crucial para una formación adecuada de nuestros educadores y
a través de ellos de nuestro pueblo. No se puede seguir ignorando esta
situación en el sistema educativo.
5.- Las posturas extremistas
Dentro
de la cultura paraguaya existen corrientes extremistas, tanto la inclinada
hacia la lengua y cultura europea como la inclinada a la lengua y cultura
americana. La corriente tradicional que
domina el sistema educativo es la que ignora completamente la lengua y la cultura
guaraní, vigentes en la cultura del paraguayo.
Esta corriente extremista se instaló en tiempos de la colonia y por
razones de coloniaje, por tanto para esa época era natural. Lo inaceptable es que esta corriente cultural
siga sin modificaciones después del 14 de mayo de 1811. De esta época, que comprende los últimos 200
años, somos responsables los paraguayos.
Los registros históricos tienen anotado que en la época de la
declaración de la independencia del Paraguay, más del 90% de la población nacional
era monolingüe guaraní, pero a pesar de ello esta lengua no fue considerada en
los niveles gubernamental y del sistema educativo. El Paraguay perdió la oportunidad de ser el
único país de América con lengua oficial propia y americana. Las escuelas del
país y sus programas de estudio siguen hasta hoy el modelo colonial. Nunca se
produjo un cambio de actitud del Estado paraguayo en este tema, con excepción
de lo resuelto por la Convención Nacional Constituyente de 1992, y 18 años
después, por la trabajosamente lograda Ley de Lenguas. Es de presumir que en
virtud de estos instrumentos legales el Estado paraguayo comenzará, lentamente,
a asumir su realidad lingüística y cultural.
Reiteramos que esta es una corriente extremista porque excluye
totalmente de su enfoque tanto la lengua como la cultura guaraní, y lo hace con
total arbitrariedad porque la realidad es otra.
La
otra corriente extremista es aquella que pregona el cultivo de una lengua
guaraní pura, sin mezclas, sin jerigonza, sin préstamos lexicales; aquella que
no asume el guaraní paraguayo, que lo desconoce. Esa corriente rechaza la
incorporación de toda palabra de origen hispánico al léxico del guaraní
paraguayo; se proclama más guaraní que el propio indígena guaraní y pretende
que la sociedad paraguaya se identifique como tal. Esta postura extremista deja de considerar la
vertiente española y europea en la conformación de la cultura paraguaya,
cayendo en el mismo vicio que la anterior; ambas corrientes de pensamiento
llegan al extremo de negar una historia que tiene 500 años. Entre los cultores de la lengua guaraní hay
muchos de éstos, y es fácil además caer en las redes de esta corriente por el
silencio cómplice del sistema educativo y la cháchara del nacionalismo
chauvinista.
6.- La postura que corresponde asumir
El paraguayo que se precia
de tal tiene el deber de asumirse a sí mismo como individuo, con todo el bagaje
cultural recibido de ambas corrientes culturales y cuyo vértice es la
persona. Pero en primer lugar debe
hacerlo el sistema educativo nacional en su carácter de manifestación de la
voluntad del Estado paraguayo. Apartarse de ambos extremismos no es una
cuestión voluntaria ni de libre albedrío de la persona; es de rigor asumir
dicha postura simplemente porque responde a un hecho cultural. En la persona del paraguayo y la paraguaya
viene realizándose una síntesis cultural de ambas corrientes. La persona es el centro, el laboratorio, en
cuanto heredero de dos lenguas y dos culturas que conviven desde hace 500 años
en un mismo territorio, en una misma población y en el cerebro de los mismos
individuos. Desde todo punto de vista es
imposible que el paraguayo como tal ignore una de esas dos corrientes en su
cultura. El que lo haga no sería propiamente
paraguayo, porque éste, por definición, es receptáculo y producto de ambas
corrientes. Esto no significa que la
persona que no posea las lenguas guaraní o castellana no sea paraguaya, porque
se puede participar de la cultura sin pasar por las lenguas. No obstante, al Estado le incumbe el deber de
orientar la política cultural de la Nación y por ello, el sistema educativo es
el que debe clarificar estos hechos para que el educando, como persona, asuma
su propia realidad y con ella su propia identidad; de no ser así el sistema
seguirá produciendo individuos confundidos o enajenados de su propia cultura,
disfuncionales en la sociedad o simplemente invertebrados culturales.
Tadeo Zarratea
19 de julio de
2012
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