Aprobación del Pabellón y Escudo Nacional en el Tercer Congreso reunido en el templo de la Encarnación el 25 de noviembre de 1842, bajo la presidencia de don Carlos Antonio López.
Óleo sobre lienzo de Guillermo Ketterer pintado en 1957.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Javier Viveros: “El idioma guaraní no carece de lo necesario para labrar buena literatura”


Por Ramón Duarte  Agosto 24, 2012  para EA

En una amena conversación, Viveros nos habla de la literatura, de su obra y de su apuesta literaria por el guaraní. El autor de “En una baldosa”, de “Panambi Ku’i” y de “Urbano, demasiado urbano” resalta por su potencia literaria bilingüe. Peju peleemi chupe.

Javier escucha a Emiliano, como muchos en este país. Cuando habla del “mayor poeta popular del Paraguay”, según afirmó Roa Bastos, sus ojos revelan admiración por el autor de “Nde juru mbyte”, “Che la reina” y decenas de otras canciones. Pero la diferencia entre Viveros  y otros sea tal vez que las feroces imágenes emanadas de los versos de Emiliano R. le hayan persuadido que, escribir en guaraní es tan prestigioso como escribir en la lengua de Cervantes.

Parte de una generación literaria que cada vez más va mostrando sus letras, lector voraz y admirador de Francisco de Quevedo, Viveros omoñe’ẽ, ombojeroky ha omoporã guaraní ha castellano. Oreko 9 kuatia ñe’ẽ omosarambímava. Ikuatia ñe’ẽ “En una baldosa” (Haikus en castellano y guaraní) oñembohasa japonéme, ramoite. Pehechamína mba’e mba’epyahúpa he’i ñandéve Javier:
   
Javier: conozco buena parte de tu obra y puedo decir que producís mucha literatura. Tenés 8 libros y las letras del CD de composiciones musicales. ¿De dónde viene esa tu fiebre de escribir con tanta pasión?

Me han gustado los libros desde siempre. Luego de muchas lecturas uno quiere naturalmente embarcarse también en los territorios de la escritura. Supongo que por ahí viene la mano.
Ambohasa che ra’ýpe Ñe’ẽnga Jarýi, ha heta opuka…es sin duda tu libro más vendido…
Ha’etéma. Es mi obra más “pop”. Resulta llamativo el hecho de que el libro que me demandó menos trabajo de escritura terminó siendo el de mayor aceptación. Lo escribí en Ghana, durante los fines de semana, en poco menos de tres meses.

El guaraní está en tus “haikus”, en “Ñe’ẽnga Jarýi”, en “Panambi Ku’i” y en las polcas y guaranias de “Mborayhu Ñandutimíme”. ¿Por qué te atrajo escribir literatura en guaraní?

Tuve la fortuna de aprender ambas lenguas en casa. Elegí escribir también en guaraní por la fuerza que tiene, es una lengua torrencial, aluvionante. Además, nuestro “teko” es guaraní; es la lengua que vertebra el alma de nuestro pueblo. Impone la gravedad de su presencia como un agujero negro. Aun cuando hablamos castellano, el guaraní está presente con sus calcos sintácticos y préstamos léxicos, emanando su aura panteísta.

Aleepaite “En una baldosa”, ha ahecha mba’éichapa oike porã pe guaraní hyepýpe, porque la ñe’ẽmbykýpe ipu hatã ha porã guarani. ¿Ndojoguáipa ndéve guaraní ohoitéha, oikoitéha “haikus” ndive?
Upéa añete. Omenda poräiterei ojoehe hikuái: haiku ha guaraní. Igustove jahai haiku guaraníme ikatúgui ere hetave mba’e mbovyve ñe’ẽme.

Percibo una especie de seducción de Cervantes en muchos escritores paraguayos para no imaginar ni escribir en guaraní. Una seducción que pareciera persuadirnos de que el guaraní no es supuestamente capaz de abstracción artística ni de prestigio. ¿Vos qué pensás sobre esto?

Sucede que nuestra formación educativa se da principalmente en español y por ello poseemos en mayor medida ese idioma. Creo que solo por eso nos cuesta más escribir en guaraní, a mí me falta mucho léxico como para poder escribir todo lo que quiero, pero es una falencia mía. El idioma guaraní no carece de lo necesario para labrar buena literatura,  perfectamente pueden escribirse en él cuentos y poemas. Véase por ejemplo “Elfinadorã”, de Tadeo Zarratea, un cuento delicioso y paralelamente bello, narrado al 100% en “el guaraní rudimentario y dulce”: [http://mbatovi.blogspot.com/2008/08/elfinador.html]

Contame, ¿cómo estás viendo la entrada de tu generación, y otras más jóvenes que la tuya, en la literatura paraguaya? 

Es un proceso lento pero incesante. Conozco mucha gente que escribe y estoy convencido de que más temprano que tarde contaremos con un sólido corpus literario.

Sé que estás mucho en internet ¿cómo ves su influencia en la literatura?

Para un escritor, Internet es la piedra filosofal. Su influencia en la literatura será temática, seguramente veremos menciones a Facebook y Twitter en las obras, pues las redes sociales afectan nuestra realidad de modo insoslayable. Pero en mi opinión, la mayor riqueza de Internet está en la cantidad de materiales de los que uno puede disponer para elucubrar sus ficciones. Y cuando digo esto pienso en Wikipedia, Google Images y Youtube.¿Te imaginás lo que habrán tenido que batallar en las bibliotecas los maestros de la novela decimonónica para erguir sus grandes obras? Nosotros lo tenemos todo a la distancia de unos clics.

Ndéverõ guarã, ¿Mba’éicha ikatu ñambombareteve jahávo guarani je ijehai literatúra-pe?

Ñaipytyvõ vaerã la escritor kuérape, jaikuaauka la ohaíva.

Dame el nombre del escritor paraguayo que más influyó en vos…

No sé si me ha influido (ojalá así fuera), pero he leído con muchísimo amor las obras de Gabriel Casaccia.

¿Algún compatriota por quien sentís auténtica devoción?

Mauricio Cardozo Ocampo, luciente medalla en el pecho de nuestra música.

¿Peteĩ ambue tetã gua? 

Francisco de Quevedo y Villegas, haihára heñóiva’ekue Espáña-pe.

Dos de tu generación que respetas en literatura…

Doblaré la apuesta y te citaré cuatro nombres. Admiro la literatura de Humberto Bas, Nico Granada, Ever Román y José Pérez Reyes, no por la amistad que me une a ellos sino por la calidad de lo que escriben, por la posesión que tienen del arte narrativo y la insobornable pasión por contar.

¿El próximo libro de Javier Viveros?

Se llama Manual de esgrima para elefantes, está terminado y pronto a publicarse este año. Es una colección de trece cuentos temáticamente localizados en África.

Por último, tirame un verso o un fragmento de texto de alguien que te haya tocado el alma…

De no ser por Esquilo, Shakespeare y Dostoievski te podría afirmar categóricamente que la última vez en que derramé una lágrima se pierde en algún momento de mi infancia. Pero estos caballeros me han humedecido los ojos con el impagable goce estético que proporcionan sus obras.

Si tuviéramos el espacio, pondría aquí el texto íntegro de Crimen y Castigo. Pero como no es el caso, escojo un fragmento sobre el sacrificio que por su familia hizo Sonia, llegando a prostituirse. Sonia o Sonetchka es hija del borracho Marmeladov, quien narra la historia de este modo:

Y yo le pregunto: ¿qué podía beber ni comer, cuando incluso los niños llevaban más de tres días sin probar bocado? En aquel momento, yo estaba acostado y, no me importa decirlo, borracho. Pude oír una de las respuestas que mi hija (tímida, voz dulce, rubia, delgada, pálida carita) daba a su madrastra.
            -Yo no puedo hacer eso, Catalina Ivanovna.
Ha de saber que Daría Frantzevna, una mala mujer a la que la policía conoce perfectamente, había venido tres veces a hacerle proposiciones por medio de la dueña de la casa.
            -Yo no puedo hacer eso -repitió, remedándola, Catalina Ivanovna-. ¡Vaya un tesoro para que lo guardes con tanto cuidado!
Pero no la acuse, señor. No se daba cuenta del alcance de sus palabras. Estaba trastornada, enferma. Oía los gritos de los niños hambrientos y, además, su deseo era mortificar a Sonia, no inducirla… Catalina Ivanovna es así. Cuando oye llorar a los niños, aunque sea de hambre, se irrita y les pega.
Eran cerca de las cinco cuando, de pronto, vi que Sonetchka se levantaba, se ponía un pañuelo en la cabeza, cogía un chal y salía de la habitación. Eran más de las ocho cuando regresó. Entró, se fue derecha a Catalina Ivanovna y, sin desplegar los labios, depositó ante ella, en la mesa, treinta rublos. No pronunció ni una palabra, ¿sabe usted?, no miró a nadie; se limitó a coger nuestro gran chal de paño verde (tenemos un gran chal de paño verde que es propiedad común), a cubrirse con él la cabeza y el rostro y a echarse en la cama, de cara a la pared. Leves estremecimientos recorrían sus frágiles hombros y todo su cuerpo… Y yo seguía acostado, ebrio todavía. De pronto, joven, de pronto vi que Catalina Ivanovna, también en silencio, se acercaba a la cama de Sonetchka. Le besó los pies, los abrazó y así pasó toda la noche, sin querer levantarse. Al fin se durmieron, las dos, las dos se durmieron juntas, enlazadas… Ahí tiene usted… Y yo… yo estaba borracho.

Ficha del autor: nació en Asunción en 1977. Publicó narrativa: “La luz marchita” (2005), “Ingenierías del insomnio” (en coautoría con Diana Viveros) y “Urbano, demasiado urbano” (2009); los poemarios “Dulce y doliente ayer” (2007), “En una baldosa” (2008), “Panambi ku’i” (2009) y “Mensajeámena, poemas a ras del saldo” (2009); el libro de ñe’enga “Ñe’ẽnga Jarýi” (2010); y un CD con composiciones musicales suyas “Mborayhu Ñandutimíme”, el año pasado. Su blog es http://www.javierviveros.com

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