lunes, 26 de noviembre de 2012
Javier Viveros: “El idioma guaraní no carece de lo necesario para labrar buena literatura”
En una amena
conversación, Viveros nos habla de la literatura, de su obra y
de su apuesta literaria por el guaraní. El autor de “En una baldosa”, de “Panambi Ku’i” y de “Urbano, demasiado urbano” resalta por
su potencia literaria bilingüe. Peju peleemi
chupe.
Javier escucha a
Emiliano, como muchos en este país. Cuando habla del “mayor poeta popular del
Paraguay”, según afirmó Roa Bastos, sus ojos revelan admiración por el autor de
“Nde juru mbyte”, “Che la reina” y decenas de otras
canciones. Pero la diferencia entre Viveros y otros sea tal vez que las
feroces imágenes emanadas de los versos de Emiliano R. le hayan persuadido que,
escribir en guaraní es tan prestigioso como escribir en la lengua de Cervantes.
Parte de una
generación literaria que cada vez más va mostrando sus letras, lector voraz y
admirador de Francisco de Quevedo, Viveros omoñe’ẽ, ombojeroky ha omoporã guaraní
ha castellano. Oreko 9 kuatia ñe’ẽ omosarambímava. Ikuatia ñe’ẽ “En una
baldosa” (Haikus en castellano y guaraní) oñembohasa japonéme, ramoite. Pehechamína
mba’e mba’epyahúpa he’i ñandéve Javier:
Javier: conozco buena parte de tu obra y puedo decir
que producís mucha literatura. Tenés 8 libros y las letras del CD de
composiciones musicales. ¿De dónde viene esa tu fiebre de escribir con tanta
pasión?
Me han gustado los
libros desde siempre. Luego de muchas lecturas uno quiere naturalmente embarcarse
también en los territorios de la escritura. Supongo que por ahí viene la mano.
Ambohasa che ra’ýpe Ñe’ẽnga
Jarýi, ha heta opuka…es sin duda tu libro más vendido…
Ha’etéma. Es mi obra
más “pop”. Resulta llamativo el hecho de que el libro que me demandó menos
trabajo de escritura terminó siendo el de mayor aceptación. Lo escribí en
Ghana, durante los fines de semana, en poco menos de tres meses.
El guaraní está en tus “haikus”, en “Ñe’ẽnga Jarýi”,
en “Panambi Ku’i” y en las polcas y guaranias de “Mborayhu
Ñandutimíme”. ¿Por qué te atrajo escribir literatura en guaraní?
Tuve la fortuna de
aprender ambas lenguas en casa. Elegí escribir también en guaraní por la fuerza
que tiene, es una lengua torrencial, aluvionante. Además, nuestro “teko” es
guaraní; es la lengua que vertebra el alma de nuestro pueblo. Impone la
gravedad de su presencia como un agujero negro. Aun cuando hablamos castellano,
el guaraní está presente con sus calcos sintácticos y préstamos léxicos,
emanando su aura panteísta.
Aleepaite “En una
baldosa”, ha ahecha mba’éichapa oike porã pe guaraní hyepýpe, porque la ñe’ẽmbykýpe
ipu hatã ha porã guarani. ¿Ndojoguáipa ndéve guaraní ohoitéha, oikoitéha “haikus”
ndive?
Upéa añete. Omenda
poräiterei ojoehe hikuái: haiku ha guaraní. Igustove jahai haiku guaraníme
ikatúgui ere hetave mba’e mbovyve ñe’ẽme.
Percibo una especie de seducción de Cervantes en muchos
escritores paraguayos para no imaginar ni escribir en guaraní. Una seducción
que pareciera persuadirnos de que el guaraní no es supuestamente capaz de
abstracción artística ni de prestigio. ¿Vos qué pensás sobre esto?
Sucede que nuestra
formación educativa se da principalmente en español y por ello poseemos en
mayor medida ese idioma. Creo que solo por eso nos cuesta más escribir en
guaraní, a mí me falta mucho léxico como para poder escribir todo lo que
quiero, pero es una falencia mía. El
idioma guaraní no carece de lo necesario para labrar buena literatura,
perfectamente pueden escribirse en él cuentos y poemas. Véase por ejemplo “Elfinadorã”,
de Tadeo Zarratea, un cuento delicioso y paralelamente bello, narrado al 100%
en “el guaraní rudimentario y dulce”: [http://mbatovi.blogspot.com/2008/08/elfinador.html]
Contame, ¿cómo estás viendo la entrada de tu generación,
y otras más jóvenes que la tuya, en la literatura paraguaya?
Es un proceso lento
pero incesante. Conozco mucha gente que escribe y estoy convencido de que más
temprano que tarde contaremos con un sólido corpus literario.
Sé que estás mucho en internet ¿cómo ves su influencia en
la literatura?
Para un escritor,
Internet es la piedra filosofal. Su influencia en la literatura será temática,
seguramente veremos menciones a Facebook y Twitter en las obras, pues las redes
sociales afectan nuestra realidad de modo insoslayable. Pero en mi opinión, la
mayor riqueza de Internet está en la cantidad de materiales de los que uno
puede disponer para elucubrar sus ficciones. Y cuando digo esto pienso en
Wikipedia, Google Images y Youtube.¿Te imaginás lo que habrán tenido que
batallar en las bibliotecas los maestros de la novela decimonónica para erguir
sus grandes obras? Nosotros lo tenemos todo a la distancia de unos clics.
Ndéverõ guarã, ¿Mba’éicha ikatu ñambombareteve jahávo
guarani je ijehai literatúra-pe?
Ñaipytyvõ vaerã la
escritor kuérape, jaikuaauka la ohaíva.
Dame el nombre del escritor paraguayo que más influyó en
vos…
No sé si me ha
influido (ojalá así fuera), pero he leído con muchísimo amor las obras de
Gabriel Casaccia.
¿Algún compatriota por quien sentís auténtica devoción?
Mauricio Cardozo
Ocampo, luciente medalla en el pecho de nuestra música.
¿Peteĩ ambue tetã gua?
Francisco de Quevedo
y Villegas, haihára heñóiva’ekue Espáña-pe.
Dos de tu generación que respetas en literatura…
Doblaré la apuesta y
te citaré cuatro nombres. Admiro la literatura de Humberto Bas, Nico Granada,
Ever Román y José Pérez Reyes, no por la amistad que me une a ellos sino por la
calidad de lo que escriben, por la posesión que tienen del arte narrativo y la
insobornable pasión por contar.
¿El próximo libro de Javier Viveros?
Se llama Manual
de esgrima para elefantes, está terminado y pronto a publicarse este año. Es
una colección de trece cuentos temáticamente localizados en África.
Por último, tirame un verso o un fragmento de texto de
alguien que te haya tocado el alma…
De no ser por
Esquilo, Shakespeare y Dostoievski te podría afirmar categóricamente que la
última vez en que derramé una lágrima se pierde en algún momento de mi
infancia. Pero estos caballeros me han humedecido los ojos con el impagable
goce estético que proporcionan sus obras.
Si tuviéramos el
espacio, pondría aquí el texto íntegro de Crimen y Castigo. Pero como no
es el caso, escojo un fragmento sobre el sacrificio que por su familia hizo
Sonia, llegando a prostituirse. Sonia o Sonetchka es hija del borracho
Marmeladov, quien narra la historia de este modo:
Y yo le pregunto: ¿qué podía beber ni comer, cuando
incluso los niños llevaban más de tres días sin probar bocado? En aquel
momento, yo estaba acostado y, no me importa decirlo, borracho. Pude oír una de
las respuestas que mi hija (tímida, voz dulce, rubia, delgada, pálida carita)
daba a su madrastra.
-Yo no puedo hacer eso, Catalina Ivanovna.
Ha de saber que Daría Frantzevna, una mala mujer a la que
la policía conoce perfectamente, había venido tres veces a hacerle
proposiciones por medio de la dueña de la casa.
-Yo no puedo hacer eso -repitió, remedándola, Catalina Ivanovna-. ¡Vaya un
tesoro para que lo guardes con tanto cuidado!
Pero no la acuse, señor. No se daba cuenta del alcance de
sus palabras. Estaba trastornada, enferma. Oía los gritos de los niños
hambrientos y, además, su deseo era mortificar a Sonia, no inducirla… Catalina
Ivanovna es así. Cuando oye llorar a los niños, aunque sea de hambre, se irrita
y les pega.
Eran cerca de las cinco cuando, de pronto, vi que
Sonetchka se levantaba, se ponía un pañuelo en la cabeza, cogía un chal y salía
de la habitación. Eran más de las ocho cuando regresó. Entró, se fue derecha a
Catalina Ivanovna y, sin desplegar los labios, depositó ante ella, en la mesa,
treinta rublos. No pronunció ni una palabra, ¿sabe usted?, no miró a nadie; se
limitó a coger nuestro gran chal de paño verde (tenemos un gran chal de paño
verde que es propiedad común), a cubrirse con él la cabeza y el rostro y a
echarse en la cama, de cara a la pared. Leves estremecimientos recorrían sus
frágiles hombros y todo su cuerpo… Y yo seguía acostado, ebrio todavía. De
pronto, joven, de pronto vi que Catalina Ivanovna, también en silencio, se
acercaba a la cama de Sonetchka. Le besó los pies, los abrazó y así pasó toda
la noche, sin querer levantarse. Al fin se durmieron, las dos, las dos se
durmieron juntas, enlazadas… Ahí tiene usted… Y yo… yo estaba borracho.
Ficha del autor: nació en Asunción en
1977. Publicó narrativa: “La luz marchita” (2005), “Ingenierías
del insomnio” (en coautoría con Diana Viveros) y “Urbano, demasiado
urbano” (2009); los poemarios “Dulce y doliente ayer” (2007), “En
una baldosa” (2008), “Panambi ku’i” (2009) y “Mensajeámena,
poemas a ras del saldo” (2009); el libro de ñe’enga “Ñe’ẽnga Jarýi” (2010); y
un CD con composiciones musicales suyas “Mborayhu Ñandutimíme”, el año
pasado. Su blog es http://www.javierviveros.com
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