viernes, 19 de julio de 2013
LA LITERATURA GUARANÍ
Reivindico la
expresión “literatura guaraní” para la que está dada en el guaraní
del Paraguay. La reservo para aplicar en forma exclusiva al corpus
literario producido en esta variedad dialectal del idioma guaraní. Esta
reivindicación no la ejerzo por ser paraguayo sino porque, ceñido estrictamente
a los hechos históricos, está comprobado que ésta es la única variedad
dialectal de la lengua que ha producido una verdadera
literatura. Ninguna otra
variedad idiomática del guaraní que se conozca, y que en total sumarían 52,
diseminadas por toda la América del Sur, ha producido “literatura”, usando
esta palabra en su más estricta e inequívoca acepción semántica en la cultura
occidental.
Esa literatura
se dio ciertamente fuera de la cultura propia del guaraní porque fue producida
por el pueblo paraguayo, un pueblo mestizo y bilingüe guaraní/castellano, que
tiene una cultura bipolar y sincrética en la cual predomina la
cultura occidental originada en Europa.
En nuestro
medio, tradicionalmente se denominaba “literatura guaraní” o “poesía guaraní” a
aquella que se da en el guaraní paraguayo, en el contexto de la cultura paraguaya; pero últimamente se
viene generalizando la distinción entre ésta y la supuesta literatura producida
por los indígenas guaraní. Entiendo que fue la señora Josefina Pla quien
sugirió aplicar esta designación a un corpus configurado por la
oralitura de los indígenas guaraní del Paraguay; es decir, a la
transcripción de los textos orales tradicionales de uso ceremonial, encontrados
por los antropólogos y etnógrafos, en variedades dialectales indígenas diferentes
del guaraní paraguayo.
Discrepamos
abiertamente con la señora Pla, en primer lugar porque lo que ella denomina “literatura guaraní” no es propiamente
literatura, y la que denomina “literatura
en guaraní”, sugerido para la paraguaya,
no tiene sentido si no se le adiciona la palabra “paraguaya”; o sea, si no se dice “literatura paraguaya
en guaraní”.
Oratura, oralitura y literatura
La oratura
sagrada de los guaraní y la literatura
Es por demás
habitual que los supuestos entendidos en literatura presenten el Ayvu Rapyta de León Cadogan
como “literatura guaraní” Esto configura
un error lamentable que debemos corregir. Ese texto no es literatura de
ficción ni poesía ni ensayo. Es la
oratura sagrada de los guaraní en versión de la parcialidad Mbya Ka’yguã. Para
ser más explícito digo que ese texto es comparable en nuestra cultura sólo con
la biblia, porque la narración comienza con la aparición de Dios en medio de
las tinieblas primigenias, recorre toda la vida humana y termina con la destrucción
de la tierra.
De la misma
forma como Cadogan la documentó, otra
buena parte de la oratura sagrada fue recogida por el General Marcial
Samaniego, pero en la versión de los Paĩ
Tavyterã. Posteriormente fue complementada la documentación por el
antropólogo Georg Grumberg y la conocemos los paraguayos Gregorio Gómez
Centurión, Cristina Olazar y yo. Las narraciones que pude anotar las
publiqué en el número 18 en la Revista Ñemitỹ.
Los Paĩ Tavyterã denominan
a esta oratura sagrada Arakuaávy,
pero es más conocida con el nombre vulgar de Mborahéi Puku. Este nombre se debe al modo
de contar cantando y dicen que la narración es tan larga que no se termina de
contar en 40 días con sus noches. Por tanto es un texto de mucha
envergadura.
De igual modo
tienen sus respectivas versiones las otras parcialidades de la nación guaraní.
La de los Guaraní Apapokúva
del Brasil, Ava katuete para nosotros, fue una de
las primeras en ser recogidas por el investigador alemán Kurt Unkel, más
conocido por su nombre guaraní de Nimuendaju, a principios
del siglo XX. La versión castellana fue publicada por Juergen Riester en Lima,
Perú, en 1978, bajo el título de: Los
mitos de creación y de destrucción del mundo como fundamentos de la religión de
los Apapokúva-guarani.
Reiteramos que
es un error estudiar dichos textos como literatura, simplemente porque no lo
son; y además, porque se degrada a la cultura guaraní equiparando sus textos
sagrados a la literatura de ficción de estilo europeo, que nada tiene de
sagrado ni de teológico.
La oratura
profana
Después de la
oratura sagrada existe en la cultura guaraní la oratura profana cuyas manifestaciones
más comunes son 2 géneros cantos denominados: Guahu y Kotyhu. El primero es un canto de uso ceremonial y por ende
cuasi sagrado. El segundo es canto enteramente profano o de divertimento que
habitualmente es acompañado con danzas colectivas. Estos textos tampoco
constituyen literatura por el hecho de no estar escritos. Cuando son transcriptos
constituyen oralitura y debe ser tratada como tal, porque de lo
contrario se desnaturaliza su origen esencialmente oral. El conocimiento de
estos textos es importante, pero reiteramos que no deben equipararse a lo que
en la cultura occidental se conoce como “literatura”.
No obstante,
si optáramos por mantener el criterio de la Sra. Pla, podríamos denominar a
estas dos manifestaciones: “La Oralitura Guaraní y la
Literatura Paraguaya en Guaraní”, pero en lo personal no estoy de
acuerdo. Preferiría denominar al primero “La oratura de los guaraní”, porque
la oralidad es el estado natural en que se encuentra y sus portadores, los
indígenas, no son quienes han vertido a la forma escrita; ellos mantienen esos
textos en la forma oral y somos los paraguayos y otros “blancos” quienes les
hemos dado la forma escrita. Esta oratura varía de etnia en etnia, de
parcialidad en parcialidad, pero se identifica por su origen guaraní común.
En cuanto
a la literatura paraguaya en
guaraní, que a criterio
mío debe denominarse simplemente “Literatura
Guaraní”, debe destacarse la iniciación de la misma por los poetas
populares paraguayos, que cultivaron
como un primer género, la poesía.
Los Guaraní no tienen poetas
Quienes nos
hallamos iniciados en el conocimiento científico de la cultura guaraní sabemos
que el pueblo guaraní nunca tuvo poetas, porque allí cada hombre y cada mujer
es creador de su propio canto, de su propia poesía, de su palabra propia y exclusiva.
En la cultura occidental existen los profesionales de la poesía que nos prestan
su palabra, su canto; ellos nos transfieren sus pensamientos y sentimientos a
través de sus obras y nosotros las cantamos; a veces nos identificamos con una
obra poética, la asumimos, nos apropiamos de ella porque compartimos el
sentimiento del poeta.
Esto no ocurre
en la cultura guaraní donde sólo existe un limitado número de textos poéticos
anónimos y orales, apropiados por las
comunidades como cantos tradicionales de la etnia, y a partir de allí cada persona crea su propia
canción. Ellos desconocen el oficio de poeta. Aquellos que sostienen que
en el pasado tuvieron grandes poetas denominados Ñe’ẽpapára o Etiguara,
desconocen por completo la
cultura de los guaraní; quieren que ésta sea igual a la occidental y a tal
efecto le inventan supuestos poetas.
Esta es la
causa principal por la cual no aparece en las parcialidades guaraníticas del
Paraguay actual ningún poeta. Brígido Bogado es el primero y el único poeta
indígena hasta ahora y como tal integra esta galería de 22 poetas contemporáneos en lengua guaraní, pero como
veremos en su historia personal, él fue tempranamente apartado de su comunidad
propia y criado por una familia paraguaya.
El dialecto o la
variedad idiomática denominada guaraní paraguayo es el que
introdujo la literatura como un estadio superior en el desarrollo de la lengua
guaraní. Este dialecto produjo, en primer lugar, el género poético.
Aparentemente comenzó antes de la independencia del Paraguay, en 1811, pero
después de ese hecho político es cuando se manifiesta claramente. Se le
atribuye a Anastasio Rolón, persona recordada como “poeta y guitarrista de Caraguatay”, un texto poético de género
épico titulado Tetã Purahéi, el cual, más bien según la leyenda que
la historia, fue presentado al dictador Rodríguez de Francia, y éste lo adoptó
como el primer himno nacional paraguayo. La leyenda tiene asidero porque el
siguiente gobernante, Carlos Antonio López, castellanista a rajatabla, tradujo
el Tetã Purahéi al
castellano y ordenó que sea cantado en los cuarteles. Lo publicó en el
semanario “El Paraguayo Independiente”
sin mencionar al autor original ni avisar que se trataba de una traducción.
También
tenemos como el más antiguo poema lírico escrito en guaraní a Che Luséro Aguai’y, texto que
don Silvano Mosqueira, intelectual carapegueño, ha guardado en sus archivos y
que le atribuyó al músico y poeta popular Juan Manuel Ávalos, apodado Kangue
Erréro, que habría vivido en las
décadas anteriores a la guerra del 70. Sin embargo, según el análisis lingüístico del poema que
hemos realizado, el mismo se habría escrito en la época colonial y no en la era
independiente, porque delata una relación de vasallaje y señorío; es un poema
de amor dedicado a una mujer blanca, inasible, inalcanzable para el mestizo por
razones de confinamiento social, cuando
el matrimonio entre personas pertenecientes a estamentos sociales diferentes
estaba prohibido por ley. De todos modos y aun cuando no se halla todavía
probada esta tesis, está registrado que el guaraní paraguayo viene elaborando
poesía desde 200 años atrás y en forma masiva. Los poetas populares suman
centenares, y han cultivado todas las formas de la poesía.
El itinerario
literario de las lenguas y de los pueblos
Las lenguas y los pueblos, por norma general, siguen el siguiente
recorrido literario: poesía – teatro – narrativa – ensayo. Cuando un
pueblo consolida su lengua y comienza a desarrollarla, busca la forma de
escribirla; adopta un alfabeto y enseña a leer y escribir. Quienes superan el
analfabetismo no se conforman con la mera transcripción del lenguaje hablado y
avanzan hacia el lenguaje figurado, simbólico. Es allí donde aparece la
literatura y como su primera manifestación, la poesía. Cuando el género
poético se halla consolidado aparece el teatro, fenómeno cuya entidad
como literatura hoy día se discute o directamente se excluye; pero es el arte
de la palabra que se manifiesta en segundo lugar. Una vez consolidado el teatro
aparecerá la narrativa de ficción, comenzando por lo general con la
fábula, que son narraciones, en principio orales, que tienen como
protagonistas a los animales. Luego habrá quienes realizan relatos épicos
ceñidos a la historia y finalmente aparece el cuento, género menor de la
narrativa, obra decidida e intencionalmente ficticia, pero arquetípica. Esa
etapa se cerrará con la aparición de la novela. Cuando la lengua haya
producido todos estos géneros literarios, sus hablantes, lectores y escritores
esclarecidos producirán el ensayo, que es una suerte de especulación
filosófica con intención estética.
La mejor comprobación de estos hechos encontramos en el recorrido de las
lenguas castellana e inglesa. En efecto, fueron coetáneos, y hasta se sostiene
que murieron en el mismo día, Miguel de Cervantes Saavedra y Willian
Shakespeare, y como es de conocimiento general, Cervantes consolidó la
narrativa castellana afirmando definitivamente la novela con su obra
capital Don Quijote de la Mancha, mientras Shakespeare cerró la etapa
del gran teatro inglés con sus grandes obras teatrales. Inmediatamente después
de la era de Shakespeare comenzó la narrativa en Inglaterra.
El estudio de
la poesía guaraní
La poesía
guaraní debe estudiarse dividida en dos etapas. La primera es la etapa de
la poesía clásica que se ha dado en el Paraguay y sólo en el Paraguay, pero
dentro de formas castellanas; es decir,
la poesía medida según la preceptiva literaria; con metro, rima y
estrofa. Dentro de este molde se ha producido la mayor parte de nuestra
poesía guaraní. Los poetas populares usaron todas las formas conocidas
dentro de la preceptiva literaria castellana, incluida la décima espinela. La
forma más primitiva es la cuarteta pareada, mientras la más extendida es la
cuarteta de rima alternada; es decir, aquella estrofa de cuatro versos que rima
el primero con el tercero y el segundo con el cuarto. En esta primera etapa la poesía guaraní usa
el canto y la música para su propalación.
El sueño de todo poeta era conseguir que sus versos sean musicalizados y
cantados.
Dentro de esta
etapa deben ser estudiadas las obras de los poetas principales, que a nuestro
juicio, extraídos de más de un centenar, son: Anastasio Rolón, Natalicio de
María Talavera, Francisco Martín Barrios, Darío Gómez Serrato, Manuel Ortiz
Guerrero, Félix Fernández, Carlos Miguel Giménez, Teodoro S. Mongelós, Mauricio
Cardozo Ocampo, Emiliano R. Fernández, Gumersindo Ayala Aquino, Demetrio Ortiz,
Crispiniano Martínez González, Juan Maidana, Félix de Guarania, Carlos Martínez
Gamba, Rudi Torga, Lino Trinidad Sanabria, Sabino Giménez Ortega y Alberto Luna
Pastore, entre muchos otros.
La segunda
etapa, comprende la época en que la poesía guaraní se libera de las formas
castellanas, del metro, de la estrofa, de la rima y del acento rítmico regular,
pero al mismo tiempo se libera también de la música y del canto para,
valiéndose de sí misma, presentarse como poesía. Esta época incluye a autores tales como: Ida
Talavera, Carlos Federico Abente, Feliciano Acosta, Mario Rubén Álvarez, Ramón
Silva, Miguelángel Meza, Susy Delgado, Lilian Sosa. Wilfrido Acosta y
Maurolugo, entre otros.
Los recursos
poéticos
Al estudiar la
poseía guaraní deben abordarse en profundidad los recursos poéticos utilizados
y señalar el predominio de algunos de ellos en las diversas etapas y según los
autores. Es importante destacar que en la época clásica fueron utilizados con
mayor frecuencia los recursos poéticos de la oralidad y figuras literarias como
la comparación, la metonimia, la sinécdoque, la anáfora y otras que tienen
relación con la oralidad como la exclamación, la interrogación, la cadencia y
la onomatopeya.
En la poesía
guaraní moderna son usadas con prioridad la metáfora y las imágenes
sensoriales. Se usa mucho menos los recursos puramente idiomáticos y se recurre
con mayor frecuencia a las figuras de pensamiento. En esta etapa se desecha el
metro, la estrofa y la rima, pero por lo general permanece el acento rítmico
regular. No obstante, este último también queda afectado porque varios de los
poetas jóvenes se empeñan en romper esa regularidad en busca de su propio
estilo a través del acento rítmico irregular o quebrado.
El teatro
guaraní
En las décadas
del 30 y del 40 del siglo XX el guaraní paraguayo produjo también el género
teatral. Antes aparecieron algunos precursores como Francisco Martín Barrios,
pero es el dramaturgo Julio Correa el
que le da existencia real e imperecedera con una veintena de obras teatrales
que fueron representadas por él mismo con su compañía de teatro, causando gran
suceso en la población paraguaya.
En la
dramaturgia guaraní debe estudiarse fundamentalmente las obras teatrales de
Correa, sin olvidar a los precursores. Correa es la pieza fundamental no
sólo del teatro guaraní sino del teatro paraguayo, porque la dramaturgia en
lengua castellana producida en el Paraguay nunca superó a la producida por
Correa en guaraní. Después de Correa vienen los dramaturgos Néstor Romero
Valdovinos, Mario Halley Mora y otros.
La narrativa
guaraní
Después de
ejercer la poesía en guaraní en forma
ferviente y masiva por aproximadamente 200 años, y luego de 40 años de producirse
el teatro guaraní, el pueblo paraguayo comenzó la
etapa de la narrativa en guaraní.
Si bien el cuento es el género menor de la narrativa, éste reconoce como un
virtual subgénero a la fábula. En guaraní paraguayo se produjo una buena
cantidad de fábulas por vía de oralitura. Esas fábulas ya existían en forma
oral tanto entre los indígenas como entre los paraguayos originarios, y la
transcripción de las mismas o registro y documentación, constituye la oralitura
más rica del Paraguay. También fueron vertidos al guaraní paraguayo importante
número de cuentos universales y otras obras de importancia que fueron
traducidas como el Martin Fierro de
Hernández, Platero y yo de Juan Ramón
Jiménez y La vida de Pascual Duarte
de Camilo José Cela.
El cuento guaraní
El guaireño
Carlos Martínez Gamba produjo la primera serie de cuentos en guaraní a partir
de 1971, residiendo a la sazón en Buenos Aires como exiliado. El cuento
en guaraní tiene también a sus precursores como Narciso R. Colmán y Basiliano
Caballero Irala, pero es Martínez Gamba el que le da una dimensión de género
literario, porque publica sus primeros cuentos con una decidida intención
estética y con el firme propósito de instalar la narrativa de ficción en esta
lengua. Los cultores de la lengua que en aquel entonces éramos jóvenes
comenzamos a emular a Martínez Gamba, abonando el comienzo de la narrativa
guaraní. Algunos de los cuentos producidos por nuestra generación fueron
publicados en la revista Ñemitỹ.
La novela
guaraní
En 1981 fue publicada
la primera novela en guaraní paraguayo,
Kalaíto
Pombéro, que es de mi autoría. Tengo la sensación de que la aparición
de la novela en guaraní se produjo a destiempo. Cuando publiqué Kalaíto
Pombéro, la cuentística guaraní no estaba aún consolidada.
Evidentemente este género menor de la narrativa debió extenderse por más
tiempo. Sólo de esta forma puedo explicar que a una distancia de tres décadas
no se haya producido otra novela de la envergadura de Kalaíto.
Como precursor mío puedo mencionar a Juan Maidana, que con Mitã Rerahaha escribió
en forma de poesía épica un largo cuento o novela corta, pero en cuanto a la
prosa con intención estética, debo reconocer como mi precursor a Carlos
Martínez Gamba y como mi preceptor a Juan Bautista Rivarola Matto. Es
importante que las generaciones jóvenes analicen con el debido rigor la
novela Kalaíto Pombéro porque presumo que es el registro más
fiel y más extenso del guaraní vivo y hablado por el pueblo paraguayo.
En suma, en
guaraní paraguayo se produjo hasta la fecha poesía, teatro y narrativa de
ficción. El único género faltante es el ensayo. Y
reiteramos que esta variedad idiomática es la única que produjo todos estos
géneros literarios; por tanto, corresponde que se le adjudique la denominación
de literatura guaraní al corpus existente, en los tres géneros
mencionados.
Tadeo
Zarratea
marzo de 2013
Del libro: "La poesía guaraní del siglo XX. Galería de 22 poetas". Servilibro 2013, del mismo autor.
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