Aprobación del Pabellón y Escudo Nacional en el Tercer Congreso reunido en el templo de la Encarnación el 25 de noviembre de 1842, bajo la presidencia de don Carlos Antonio López.
Óleo sobre lienzo de Guillermo Ketterer pintado en 1957.

sábado, 4 de julio de 2009

Una ley de lenguas para el Paraguay

Se halla en estudio en el Senado de la República el proyecto de ley de lenguas. Se trata en esencia de la ley que reglamentaría los artículos 140 y 77 de la Constitución Nacional. Como se sabe, por el primero de dichos artículos el Paraguay se declara pluricultural y bilingüe. Allí se establece que son lenguas oficiales del Estado el castellano y el guaraní y que la ley reglamentará la utilización de uno y otro. Después de 17 años de haberse jurado la Constitución, el Congreso de la República se encuentra estudiando, por fin, un proyecto con el cual podría dar cumplimiento a dicho mandato constitucional. El mismo fue remitido por el Poder Ejecutivo y tiene tratamiento de código; esto significa que fue librado al conocimiento de los señores Senadores, por 30 días, para que formulen sus observaciones, críticas, propuestas de modificaciones, de rectificaciones, etc., pero deberán hacerlo por escrito y con expresión de fundamentos. Luego se producirán los dictámenes de las diversas comisiones parlamentarias y puestos a consideración del plenario, para tratar el proyecto primero en general, y seguidamente artículo por artículo. Serán discutidos en especial aquellos que fueron objetados tanto por las comisiones como por los Senadores.
El anteproyecto de la ley fue elaborado y consensuado por un conjunto de hombres y mujeres dedicados a la investigación y enseñanza de las lenguas oficiales y no oficiales del país y del fenómeno conocido como el bilingüismo paraguayo. Uno de los grupos de promotores – al cual yo pertenezco - se identificó como Taller de la Sociedad Civil y se halla integrado por ciudadanos/as que voluntariamente asumen como una causa la promoción de las lenguas. El otro grupo representa la voluntad oficial porque es la Comisión Nacional de Bilingüismo, creada por Decreto Nº 6.588, del 15 de noviembre de 1994, cuyo artículo 5º le encomienda la tarea de preparar un anteproyecto de ley para reglamentar los artículos 77 y 140 de la C.N. En vista de que aparecieron casi en forma simultánea dos anteproyectos, el Ministerio de Educación convocó a los proponentes a los efectos de unificarlos. La tarea, que llevó seis meses de trabajo, estuvo a cargo de un equipo técnico encabezado por la entonces Viceministra de Educación Lic. Martha Lafuente. De allí salió unificado el anteproyecto de ley y, según la opinión unánime de ambos grupos, largamente mejorado en todo sentido. Una vez obtenido el tan difícil consenso entre los sectores público y privado, y este último a su vez obtenido el consenso de todas las corrientes internas de la lengua guaraní como de las lenguas indígenas cuyos intereses fueron defendidos por los indigenistas, optamos por llevar el material al Presidente de la República para su remisión al Congreso como proyecto de ley.
Una particularidad del proyecto es la versión guaraní al lado de la versión castellana. Los promotores pretendemos que sea la primera ley dictada en las dos lenguas oficiales. Sostenemos que es deber del Congreso sancionarla en esa forma porque el Estado Paraguayo es un Estado bilingüe y porque la Convención Nacional Constituyente ha dado el ejemplo sancionando el texto constitucional en ambas lenguas oficiales.
No creo que el Parlamento reciba en este quinquenio otro proyecto de ley tan bien elaborado como este, pensado en todos sus detalles para que sirva de instrumento de desarrollo a las lenguas oficiales y de salvataje a las lenguas indígenas, ahora que varias de ellas se encuentran a punto de extinción. Se ha reportado últimamente que a la lengua Guaná le quedan sólo dos adultos hablantes y a la Sanapaná 47 personas. Son lenguas genuinamente paraguayas que se perderán por desidia del Estado; patrimonio cultural de la humanidad que el Paraguay no supo defender.
El proyecto contempla la creación de la Academia de la Lengua Guaraní como una entidad privada, de cometido científico y de servicio público. De crearse el ente, allí se congregarán los más calificados estudiosos de dicha lengua a fin de establecer las pautas para el desarrollo de la misma, la cual tiene muchos problemas de intralengua: su alfabeto, su léxico, su gramática, su sintaxis tan alterada hoy. La ausencia de una autoridad científica establecida por ley ha dado lugar a mucha confusión, porque la gente toma la serie de propuestas individuales realizadas en todos estos aspectos, como de carácter oficial. Por ejemplo: mi libro “Gramática Elemental de la Lengua Guarani” no tiene nada de oficial; es apenas una propuesta y por ende nadie tiene el deber de acatarla. Cuando tengamos la Academia, ésta sancionará la Gramática Oficial y se supone que lo hará extrayendo lo mejor de cada libro de gramática existente. Lo mismo decimos del Diccionario General de la Lengua. Hay muchos diccionarios, pero ninguno oficial. Es que no hay nada oficial porque no existe la autoridad que pueda establecerla.
También el proyecto propone la creación de la Secretaría Nacional de Política Lingüística, esta sí sería una pequeña entidad pública, muy técnica, muy especializada, para que a través de ella el Estado promueva las diversas políticas, para cada lengua, tanto oficiales como no oficiales, para el bilingüismo, para la enseñanza de lenguas extranjeras, para el lenguaje visogestual, para el rescate de las lenguas indígenas en vías de extinción. Proveerá también materiales, recomendaciones y asesoramientos al Ministerio de Educación para el mejoramiento constante de la enseñanza de las lenguas. Conocemos de las falencias de la enseñanza de la lengua guaraní en las escuelas y esperamos su pronta corrección. Lo mismo decimos del castellano, porque los entendidos opinan que en nuestro país la enseñanza de este idioma no es la mejor, y debe ser así porque en ningún otro país de América se halla en tan estrecho contacto como aquí con una lengua americana, con la cual coexiste, convive, interfiere, comparte territorio, población y hasta personas. Cuando un Estado tiene a dos lenguas en contacto en todo el territorio nacional y además varias otras lenguas de minorías que forman islas culturales, tiene el deber de reglamentarlas por ley, de poner un orden en la cuestión, de orientarla. Ya la prescindencia del Estado en la cuestión de los idiomas durante 473 años ha dado como resultado las características personales negativas que exhibimos los paraguayos: parquedad, timidez, pobreza de vocabulario, inseguridad, impropiedad de lenguaje, temor al diálogo, irritabilidad en las discusiones y debates, irresponsabilidad y estrategia evasiva. Somos dubitativos e irresolutos; preferimos siempre prorrogar el plazo y postergar la decisión; no tomar compromisos, dejar que el tiempo lo resuelva para quedarnos bien con todos.
Vea la segunda parte de este artículo aquí.

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