lunes, 1 de abril de 2019
REQUIEM ANTE LA TUMBA DEL DR. ÓSCAR FACUNDO INSFRAN
Momentos
de profunda congoja nos embarga a los convencionales constituyentes del 92,
ante la partida de nuestro muy ilustre presidente, el Dr. Óscar Facundo Insfrán,
como ya lo señalara nuestro vocero oficial, el ciudadano convencional Dr. Hugo
Estigarribia Gutiérrez.
Y
no es para menos. La República del Paraguay se encuentra despidiendo a uno de
sus más grandes tribunos. Un paladín de
la defensa del sisma republicano de gobierno; un demócrata probado en la lides
políticas, un hombre de gran coraje cívico y por sobre todo, un ciudadano
ejemplar.
El
Dr. Oscar Facundo Insfrán exhibió en los debates públicos sus convicciones
republicanas y su coherencia jurídica, pero más que eso, su integridad moral.
Estas virtudes hicieron que en la ocasión lo eligiéramos por unanimidad,
presidente de la Convención Nacional Constituyente, cargo que honró como el que
más, con la más absoluta solvencia, realzada más aún por su liderazgo
democrático.
Quiero
ilustrar con una breve anécdota la talla democrática del Dr. Insfrán. En una
ocasión, una educadora de Valenzuela, convencional constituyente del Partido
Colorado por el Departamento de La Cordillera, presentó ante nuestra Comisión
de Asuntos Generales una insólita propuesta. Proponía que se incluya en la
Constitución Nacional un artículo que diría: El Estado proveerá diariamente un
vaso de leche a cada niño matriculado en las escuelas de las comunidades
rurales muy carenciadas. El proyecto se dio en llamar, casi con
hilaridad, “del vaso de leche” y en aquella comisión nos pareció, en principio,
que era un proyecto inviable, porque estábamos organizando un Estado escuálido
que apenas tenía recursos para pagar magros sueldos a sus maestros. No estamos
en Europa, dijimos. No obstante, antes de tirar el proyecto al canasto, mis
colegas me comisionaron por para consultar con el presidente de la Convención y
la respuesta fue tajante: “Convencional Zarratea: - me dijo - toda propuesta debe
ser presentada ante el pleno por más insólita que parezca, por respeto al
proponente. El soberano es el pleno de la asamblea. Nosotros somos simples
comisionados y no nos corresponde prejuzgar sobre la viabilidad o no de ninguna
propuesta”.
Como se ve, él tenía el más alto sentido de lo
que significa ser comisionado del pueblo para cumplir una función pública, que
en una República es siempre temporal y sujeta a la misión específica; es lo que
en términos sencillos se describe como un servidor público consciente de su
condición de tal. Además, él era de aquellos que nunca se dejaban confundir por los lauros
del poder y mucho menos por los ditirambos de los oportunistas.
Este
hecho anecdótico termina cuando el proyecto del vaso de leche fue leído ante el
pleno y puesto a consideración. Nos llamó la atención, en primer lugar, que nadie
pidiera la palabra para proponer que se estudie el proyecto o directamente se
tire al canasto. Un silencio sepulcral reinó en la sala durante más de un
minuto, tiempo que a mí me pareció una eternidad. Luego se escuchó un tímido
aplauso en el fondo de la sala y ese aplauso fue in crescendo hasta llegar al
punto en que la totalidad de los convencionales nos pusimos de pie y seguimos
aplaudiendo.
Señor
presidente: hoy venimos a darle las gracias en nombre de los niños de la patria
beneficiados por su actitud, y también a pedirle disculpas en nombre del pueblo
decente, porque supimos del dolor que le causó a usted la información de que prósperos gobernadores
Departamentales y obesos Intendentes Municipales, se vienen alzando con gran
parte de los recursos destinados a la merienda escolar, con la complicidad de
una justicia incapaz, que deja impunes esos execrables delitos y permite que
sus autores sigan caminando entre nosotros como si fueran personas honorables. Esto
tiene un solo nombre, señor Presidente: la INIQUIDAD.
Por último, también le doy las gracias, señor
Presidente, en nombre de los hablantes y amantes de la lengua guaraní, porque
usted firmó el decreto soberano constituyendo una comisión de expertos de la
lengua para que fuera traduciendo al guaraní día a día los artículos aprobados
por la magna convención. Gracias a esa medida el Paraguay es hoy el único país
de América que tiene una constitución escrita y aprobada en dos lenguas; y
gracias también porque usted le encomendó a este servidor, el más humilde de los
convencionales, dirigir en guaraní la fórmula sacramental del juramente de
rigor a los ciudadanos convencionales. En la ocasión les pregunté: Ñane retä Paraguái rérape aporandu
peëme. Peme’ëpa pene ñe’ë pemboajévo
akói ha opáichavo ñande ley guasu:
y ellos contestaron en coro diciendo: Rome’ë
ore ñe’ë. Este episodio es importante porque fue
el primer diálogo que entabló el Estado Paraguayo con el pueblo paraguayo en
lengua guaraní.
Gracias
por todos sus servicios a la patria, mi querido presidente. Por la sabia
conducción de la Convención y también por esa defensa inclaudicable de nuestra
querida obra que usted ejerció por más de 25 años. La carta magna es, desde
hoy, un legado suyo al pueblo paraguayo y lo deja a su cuidado como un padre
que entrega su bella hija a la sociedad porque ha llegado a la edad adulta.
Esperamos que del pueblo paraguayo prosiga la defensa de la institucionalidad democrática,
como lo ha hecho usted, gladiador invicto del constitucionalismo democrático.
Muchas gracias.
Tadeo Zarratea
31 de marzo de 2019
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