martes, 5 de mayo de 2015
Presentación del poemario Haiku. Ñe’ẽ Mbyky de Feliciano Acosta
Señoras y
señores. Amigos presentes:
Vengo
a presentarles hoy un nuevo libro de poemas de mi entrañable amigo y compañero
de luchas, don Feliciano Acosta Alcaraz.
No puedo decirles qué número lleva este libro porque ya perdí la cuenta. Desde
aquel lejano año de 1983 en que, en el
auditorio de Radio 1º de marzo, presenté al público su primer poemario
titulado: Ñe’ẽ ryrýi, Feliciano viene agregando a su caudal literario
virtualmente un libro por año. De entonces a hoy se ha convertido no sólo en
buen poeta sino en un poeta muy productivo. Con gente como él, la lengua
guaraní tiene su futuro asegurado. Gracias por esto a todos los santos y santas
del cielo.
En
mi libro: LA POESÍA GUARANI DEL SIGLO XX dejé dibujado el perfil de Feliciano Acosta
en estos términos:
“Este poeta comprende perfectamente
que el lenguaje de la poesía no es el lenguaje lógico sino el figurado o
simbólico. Los signos lingüísticos son para él meros instrumentos para
construir ideas directamente con las imágenes. Sus versos son extremadamente
concisos, breves y terminantes. Podríamos decir que es el poeta de la síntesis
extrema, de la condensación más compacta. Su lenguaje es preciso como un
telegrama. A sus poemas no se les puede agregar nada y mucho menos quitar;
están dados con exactitud matemática; son unos comprimidos poéticos cuyo efecto
se hará sentir o no en el lector o escucha, pero no en las esferas sensoriales
sino en el campo del entendimiento o del sentimiento”.
Ahora
digo que si tal es la característica de éste poeta, nadie mejor que él para
incorporar a la poesía guaraní el género poético japonés denominado HAIKU,
porque el haiku es un poema muy breve, comprimido, telegráfico; diríamos
que es un proto poema, pero con la aclaración de que no es un poema en ciernes,
no es un mero principio de poema sino todo lo contrario; es la síntesis de una
idea; es un mensaje completo; en suma, un poema totalmente acabado, sustentado
en sí mismo. A un haiku bien logrado no le falta ni le sobra nada.
Según
nos explica la poeta Emi Kasamatsu en el prólogo de este libro, el haiku
es un modelo tradicional y muy antiguo en la literatura japonesa. Es poesía con
métrica estricta; tiene un molde invariable; una forma poética fija, congelada e
inviolable. Su forma fija le exige al poeta que comprima su idea en tres versos
medidos; el primero de 5 sílabas, el segundo de 7 sílabas y el tercero y último
de 5 sílabas nuevamente. Definitivamente, el poema que no reúne esa forma será
un poema pero no será un haiku.
Como
es de conocimiento de este selecto público, la poesía nació dentro de la
métrica en casi todas las culturas; de modo que si los versos son medidos en
sílabas es porque su forma es antigua, como antigua es la forma del soneto en la poesía castellana y europea
en general. El soneto también es un poema de forma fija; es un poema de cuatro
estrofas; las dos primeras son cuartetas con rimas alternadas y las dos últimas
son tercetos o estrofas de tres versos
cada una, pero rimando de modo preciso con los versos anteriores. Los poemas
sin estrofas, sin rimas y sin ritmo regular, son características esenciales de
la poesía moderna. Sabemos además que esa nueva forma nació en América, de la
mano del poeta nicaragüense Rubén Darío.
Volviendo
a la poesía que se da en nuestra lengua propia, la guaraní, acotamos una vez
más que la poesía guaraní nació en el Paraguay dentro de los moldes clásicos de
la poesía castellana, es decir con métrica, rima consonante y acento rítmico
regular. Esta es la forma tradicional de la poesía guaraní. Ratificamos también
que la poeta que abrió para el guaraní las puertas de la poesía moderna es doña
Ida Talavera, de la cual Feliciano Acosta es uno de sus más destacados
discípulos. Aprovechamos para ratificar a la vez que tomando en consideración
las 53 variedades dialectales de la lengua guaraní habladas hasta hoy en siete
países de América del sur, sólo el dialecto guaraní paraguayo llegó a producir
poesía, en el sentido europeo del fenómeno poético. Los demás dialectos no
produjeron porque generalmente se hallan confinados a comunidades indígenas, y
los indígenas guaraní no tienen poetas; en esas culturas la poesía se vive de
otra forma. Esa forma la pueden encontrar en mi libro: La poesía guaraní del siglo XX. Disculpen
la promoción.
Estas
aclaraciones y precisiones previas fueron necesarias que las hiciera porque
debo señalar la importancia que tiene la adquisición por el guaraní paraguayo
de esta nueva forma poética: el haiku japonés. Quiero también recordar ante
ustedes que en su época clásica la poética guaraní produjo todas las formas de
la poesía española. El hecho que se haya elaborado mucho más las cuartetas
pareadas y las cuartetas alternadas no significa que no se haya producido
octavas reales, octavillas, endecasílabos, sonetos y hasta la mismísima décima
espinela, una décima especial creada por el poeta Vicente Espinel a finales del
1.500 en España. Nuestro conocido poema y canción Che valle mi, de Enrique
Torres, es una perfecta décima espinela.
Profundamente
consustanciada como está la lengua guaraní del Paraguay con la poesía de forma
clásica, con métrica, estrofa y rima, no le es nada difícil adquirir y asumir
el haiku. Además, debemos saber que fuera de las muchas concomitancias
fonéticas que tiene el guaraní con la lengua japonesa, comparte con ella una
característica muy especial: ambas lenguas tienen sílabas exclusivamente
directas o libres y por consiguiente ninguna de las palabras de sus respectivos
léxicos terminan en consonante; todas sus palabras terminan en vocales. Esto ha
llevado a grandes lingüistas a sostener que el idioma guaraní está emparentado
con las lenguas oceánicas del pacífico sur, siendo la más cercana a ella la
lengua MAHORI de Nueva Zelanda, grupo
lingüístico en el cual se encuentra la lengua japonesa. Estas características
facilitan naturalmente la adquisición del género poético: haiku, nombre que
Feliciano traduce con la frase “Ñe’ẽ mbyky”, mientras yo propongo la palabra
“HAIKY” y explico: el significado del verbo “hai”, que originariamente es “realizar un trazo, una raya”, se ha extendido
para significar “escribir”, cuando apareció la escritura. Por su parte con el
morfema “ky” se señala un modo cuasiaccional del verbo, un acto contenido
después de su realización inicial. Por esto me parece apropiado denominar en
guaraní HAIKY al HAIKU japonés.
Evidentemente
se puede sostener que el haiku tiene un origen oral, pero no
se puede dudar de que su consolidación como género poético se produjo luego de
la aparición de la escritura, porque a ella se ciñe, a la cantidad de sílabas
de sus versos.
Dadas
estas concomitancias, no nos debe extrañar que nuestro “poeta de la síntesis
extrema” logre en guaraní una alta perfección en la elaboración del haiku.
Veamos algunos ejemplos. Su prologuista Emi Kasamatsu
rescata uno que dice:
Nde
resa hovy /ohesape che rape /pypũete jave.
Este
haiku de Feliciano se ciñe estrictamente a la fórmula 5/7/5.
Por
mi parte quiero destacar otro que dice:
Kerasy
vai / che kéra mombáy, apo / ahecha reho
Y
otros que dicen:
Ko
yvy ári / ndeichaite ahayhúva / ndete jey voi.
Nde
jeju ko’ẽ / vy’a’ỹ ñaña rata / omboguepaite.
Opa
ka’aguy / guyra purahéi porã / noñehenduvéi.
Como
pueden verse y escucharse, estos breves poemas encierran pensamientos redondos,
completos y estéticamente impecables y agradables al oído. Este nuevo género
ingresa hoy al guaraní de la mano de Feliciano Acosta y viene para quedarse, porque
llega como si llegara a su propia casa. Es un encuentro del haiku
con su viejo tronco lingũístico. También escuche en la feria del libro de
Encarnación los haiku elaborados en castellano por nuestro poeta y narrador
Augusto Casola, a quien Feliciano dedica la segunda parte de este poemario,
reconociéndole con ello como preceptor e introductor al Paraguay del haiku.
La primera parte está dedicada a Emi Kasamatsu, como no podía ser de otra
manera, porque ella es nuestro enlace con la cultura y la literatura japonesas.
Aipóramo niko ko pyharépe ja’eva’erã
HAIKU pe: eguãhẽmína, eike, eguapy ko ore rataypýpe; kóva ko nderataypy tuja avei hína. Ymaitéma niko
ko avañe’ẽ ha nde pejei hague ojoehegui. Péina hasýpe pejotopami jey. Peẽ
oñopehẽnguéva pejoguerovy’amíta ko pyhare ore apytépe. Ha ore, upévare, rovy’a avei pende pýri.
Aguyje
Tadeo Zarratea
Abril
de 2015
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Hola - ya que soy poeta de haiku y despues de una recien visita a Mexico, estoy escribiendo un articulo sobre haiku escritos en lenguas originarios de Mexico para una revista Canadiense. Quisiera ofrecer algunos otros ejemplos de haiku en lenguas originarios en Latinoamerica y ya que vivia en Paraguay muchos anos atras, me gustaria incluir algo en Guarani. Lamentablemente nunca aprendi el Guarani. Hay traducciones al espanol? Gracias!
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