miércoles, 11 de enero de 2012
SUSY DELGADO, consumada poeta que navega en dos lenguas
Decir de Susy Delgado,
San Lorengo 20/12/1949, que es una consumada poeta bilingüe porque usa por
igual el castellano y el guaraní, es decir poco. Califico con ese rótulo a
varios de nuestros poetas jóvenes que integran esta galería de poetas
contemporáneos y lo digo cuando producen poemas de igual nivel estético en
ambas lenguas. Susy Delgado, además de eso, es capaz de recrear un poema en la
otra lengua; es decir, tiene la capacidad de dar a un poema el mismo vuelo
poético que tiene en el original al traducirlo a la segunda lengua, y esto sin
considerar en cuál de las dos lenguas oficiales del Paraguay ha sido escrito
originalmente el poema. En suma, es una traductora insigne de la poesía,
una virtud que no abunda en razón de que es absolutamente incomparable la
traducción de un texto común con la traducción de la poesía. En la primera
se traducen ideas y hasta palabras; en la segunda se traducen imágenes,
metáforas, comparaciones y muchísimas otras figuras literarias.
Susy tiene también el mérito de vivir de su trabajo
literario, el cual abarca el periodismo cultural, la traducción y otros
aspectos que en su conjunto le permiten ganarse la vida con el ejercicio de las
letras. En este punto se diferencia de la inmensa mayoría de los
intelectuales que nos ganamos la vida con una actividad determinada, ejerciendo
el arte literario en forma marginal.
Cuando fue cancelada la página literaria en el último
periódico paraguayo que todavía la publicaba, Susy fue despedida y dejada sin
trabajo; entonces gestionó el auspicio de algunas empresas y publicó su propia
revista literaria bilingüe: Takuapu. Con dicho gesto ratificó su
vocación y fidelidad a la literatura. Siempre será un mérito, aquí y en
cualquier país, que el intelectual viva de su actividad propia.
Un tercer mérito que encuentro en Susy es que ella ha sido
una de las primeras poetas paraguayas que decidió publicar todos sus poemarios
en versión bilingüe. Cuando publicó sus primeros libros de esa forma, por
ejemplo Tataypýpe – Junto al fuego; Tesarái mboyve – Antes del
olvido, etc., me pareció una práctica inapropiada y asumí una actitud
muy crítica con respecto de la misma. Eran los tiempos en que yo escribía
mis cuentos en guaraní y prohibía expresamente en el prólogo del libro la
traducción a cualquier otra lengua, argumentando que escribía sólo para el
pueblo paraguayo y para ningún otro pueblo del mundo. Era mi propósito
establecer con mi pueblo la más profunda comunicación; hacer que se vea
reflejado en mis obras, y que tenga el orgullo de tener una literatura
absolutamente propia. En suma, quería que se me lea sólo en
guaraní. De esta postura radical descabalgué después de participar del
Taller Continental de Escritores en Lenguas Indígenas de América, en México
D.F. en el año 1997. En la ocasión defendí ante el foro mi posición y fui
severamente cuestionado por los colegas mexicanos. En aquellos años ellos
operaban de igual modo que Susy en el Paraguay, publicando poemarios bilingües:
Zapoteco – Español, Naguatl – Español, etc. Cuando vieron mi
empecinamiento, uno de los colegas me preguntó: “¿Usted no ha leído a los
clásicos franceses, ingleses, rusos, etc.?” Contesté que sí y agregué que leí a
los clásicos rusos desde Tolstoi hasta Solzhenitsyn. El colega aseveró:
“Ah… entonces usted lee el ruso”. Sorprendido le contesté que no y agregué que
esas obras las he leído en castellano. Sobre la marcha el colega me
espetó: “Entonces usted leyó traducciones; tuvo acceso, aprovechó y disfrutó de
esa literatura a través de su lengua y no de la original”, y agregó: “eso es y
será siempre así porque las obras literarias no reconocen fronteras
idiomáticas, así como las obras de arte en general no reconocen tiempos ni
fronteras geográficas, políticas ni culturales; simplemente son patrimonio de
toda la humanidad”.
Sintiéndome arrinconado por el peso de estos argumentos salí
argumentando con la consabida teoría de que a pesar de ser así, mi lengua era
intraducible; que existían expresiones imposibles de ser traducidas y que las
traducciones traicionan al texto, según el viejo aforismo “tradutore
traditore”. Sobre el punto salió otro colega a argumentar que: “si bien en
algunos aspectos la obra poética pierde nivel al traducirse, el buen traductor
puede recuperar esa pérdida en los versos siguientes, dando un mayor vuelo
poético a la expresión originaria mediante los recursos de la lengua
receptora”. Eso, me dijo, “depende de la capacidad del traductor” y agregó:
“por eso es recomendable que lo traduzca el propio autor”. Los colegas
mexicanos publican obras siempre bilingües porque han tomado conciencia de que
nuestros pueblos originarios son analfabetos en sus lenguas propias, como lo
son también, en esas lenguas, los mestizos y criollos, de modo que la
manifestación poética dada en estas lenguas solo pueden darse a conocer al
mundo a través de las grandes lenguas de uso internacional.
De regreso de México con esta experiencia comencé a valorar
de veras la postura asumida tempranamente y la obra realizada por Susy Delgado,
la cual desde entonces y hasta hoy es la única poeta paraguaya que opera de ese
modo, siendo por ello mismo la poeta guaraní más traducida al inglés, al
francés y a otras lenguas de uso internacional.
Como poeta Susy Delgado es absolutamente adulta; su obra es
homogénea, elevada, exquisita y delicada desde sus inicios hasta hoy; no
presenta altibajos; asume el lenguaje poético sin apartarse de modo completo
del lenguaje lógico. Ella tiene sus medidas y no le permite al lector situarse
en uno ni otro plano en forma exclusiva sino en ambos a la vez. Sus poemas
apelan a la sensibilidad humana y al deleite intelectual. Escribió desde
muy joven y son sus obras en forma cronológica: Tesarái mboyve – Antes del
olvido (1987), El patio de los duendes (1991), Sobre
el beso del viento (1996), La rebelión del papel (1998), Tataypýpe
– Junto al fuego (1998), Ayvu membyre –Hijo de aquel verbo
(2001), Antología primeriza (2001), La sangre florecida
(2002), Las últimas hogueras (2003), Ñe’ẽ saraki – Palabra traviesa (2003), Ñe’ẽ jovái – Palabra en dúo (2005), Jevy ko’ẽ – Día del regreso (2007), Ogue jave takuapu – Cuando
se apaga el Takuá (2010), Literatura oral y popular del Paraguay
(investigación literaria en colaboración con Feliciano Acosta) y últimamente: Ñe’ẽ rendy. Poesía guaraní contemporánea. Una antología poética que le
sirve de precursor a este libro.
Susy Delgado es una esforzada y meritoria hija de Atenea.
Una ESCRITORA con mayúsculas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario