lunes, 19 de diciembre de 2011
CARLOS MARTÍNEZ GAMBA, poeta de la historia paraguaya
Carlos Martínez
Gamba, Villarrica, 13/02/1939 – Puerto Rico, Misiones, 21/04/2010, poeta y
narrador. Comenzó cultivando la poesía en guaraní paraguayo, inspirado en los
cuentos y otras narraciones orales que perduran en la cultura popular
paraguaya. Su admiración por esa oratura desató en él la intención de
registrarla, pero esa oralitura la realizó en género poético. Su primer
poemario titulado Pychãichi aparece en 1970. Los
cuentos orales de Pychãichi son hechos protagonizados por
el niño desvalido pero avivado que atraviesa la historia social del Paraguay.
Siguió con el poemario Pláta Yvyguy en 1971, y
concluye su primera etapa poética con Níño árape guarã purahéi (villancicos),
en 1974. En 1971 realiza un giro copernicano en el género literario que
cultiva, porque descubre la posibilidad de producir cuentos en guaraní y escribe
el primero: Hógape ojevýva karréta nandi rehevéma (Buenos Aires,
1972) e inmediatamente después Ikakuaaharépe ojevýva rembihasakue, ipy’atarovarãnte (Buenos Aires, 1973). Estas obras
son consideradas como las primeras narraciones artísticas de ficción que se
produjeron en el guaraní paraguayo.
Después de un largo periodo de abandono de la poesía e
intenso cultivo de la narrativa, volvió a la poesía con Yvytimbo
timbokue en 1999, Guyraretã en
2002 y Toguekúi Yvy’aty en 2009. En el año 2002
sale también a la luz su inmenso poema épico titulado: Ñorairõ Ñemombe’u
Gérra Guasúrõ guare, Guaraní Ñe’ẽpu Joapýpe
(Crónicas rimadas de las batallas de la Guerra Grande, en guaraní); romancero de vasta envergadura que
narra la guerra del Paraguay contra una Triple Alianza de sus vecinos,
impulsada y solventada por el imperialismo inglés, guerra que duró 5 años, y
produjo el exterminio de la población paraguaya. M Gamba narra en
lacerantes versos toda la historia de aquella guerra desigual, batalla por batalla,
incluyendo los hechos y episodios más importantes. Esta obra viene a
constituirse en la Ilíada y la Odisea paraguaya; un libro desgarrador que
ningún paraguayo bien nacido puede leerlo sin emocionarse hasta las lágrimas.
Por esta obra se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en el 2003. Con
inmenso orgullo recibí su dedicatoria a mi persona del capítulo más heroico de
esa guerra, la del sitio de Pirivevúi, donde la población civil ejerció la
resistencia hasta el último aliento; me lo dedicó porque supo que nunca pude
leer ese capítulo sin derramar lágrimas.
Martínez Gamba es un poeta de formación clásica y de estilo
libre. Pocas veces se aparta del verso con métrica y rima, pero su poesía es
quebrada y difícil en razón de que por lo general sus rimas son asonantes.
Aterriza de vez en cuando en el campo de la poesía Rubendariana,
aquella de los versos libres, pero solamente llevado por su intención de causar
impacto. Él es un artista de la palabra convertida en artificio; un inventor de
frases inesperadas; un renovador del lenguaje poético tradicional dentro del
mismo esquema tradicional.
Como lo tenemos dicho, más que poeta laureado en vida con el
Premio Nacional de Literatura, Martínez Gamba es el padre de la
narrativa paraguaya en guaraní. El citado reconocimiento no se le
ha dado por aquellos primeros cuentos ni por la serie de cuentos cortos y
largos que produjo durante el lapso de 25 años (1971-1996) sino por el poemario
referido. Es verdad que antes que él
fueron escritos algunos cuentos tales como: Kavaju Sakuape de
Narciso R. Colmán en 1930 y Ñane rẽtã Cu’i cuemí de Basiliano Caballero Irala, en 1971. Estos son los
precursores de la cuentística. Pero es Martínez Gamba el que produce la
narrativa de ficción en serie y en serio. Publicó dos colecciones de
cuentos: Jagua Ñetũ’o en 1989 y Amangy Yvyty ári en
1996. Este autor irrumpe en el ámbito literario con el propósito decidido
de inaugurar la narrativa de ficción como género literario, usando el guaraní
paraguayo, y lo logra porque consigue instalarlo e interesar en la narrativa a
los escritores jóvenes. Es así como inaugura un nuevo capítulo del
arte literario en el Paraguay. Antes de él los paraguayos que escribían en
guaraní cultivaron solamente la poesía. Durante más de 100 años nuestro idioma
popular produjo sólo poesía. Detrás de Martínez Gamba nos hemos lanzado varios
escritores a producir cuentos, e incluso, llevado por el entusiasmo, yo fui
motivado a escribir la primera novela en lengua guaraní, publicada en
1981: Kalaíto Pombéro, la primera novela en lengua de
América.
Incursionó también en la investigación lingüística y
cultural. Tomó contacto con los indígenas Mbya-guaraní de Misiones, Argentina e
indagó y recopiló una buena parte de sus cantos sagrados. Como fruto de esa investigación publicó: Ayvu
Rendy Vera (El canto resplandeciente) en 1991. Por la forma en que
se dieron estos hechos literarios históricos y por el reconocimiento
pleno de mi parte, de que Martínez Gamba es mi precursor, inspirador y maestro,
el mismo debe ser considerado también como precursor de la novelística.
Pero la dimensión de Martínez Gamba no
se agota en la literatura. Tal vez, como decía Flores, su mayor mérito no esté
en lo literario sino en su conducta ciudadana, porque es un paraguayo que se
jugó por la dignidad de la patria durante la larga dictadura; se jugó por sus
ideales políticos y sociales, por su gente, por su pueblo; sufrió el
ostracismo, el desarraigo, la persecución; y hallándose en esas
condiciones aportó el fruto de su talento con el cual engrandeció al Paraguay.
José A. Flores dijo en su última carta a la juventud paraguaya: “Pienso
que mi mayor legado a la juventud de mi patria no es la Guarania, sino mi
esfuerzo por mantener su dignidad; esa dignidad que vengo sosteniendo –como
dice nuestra más patriótica condecoración– “venciendo penurias y fatigas”.
Y parafraseando a nuestro músico mayor digo: tal vez el mérito literario de
Martínez Gamba, siendo inmenso como lo es, sea pequeño ante su esfuerzo por
sostener la dignidad del Paraguay.
Diciembre
de 2011
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