Aprobación del Pabellón y Escudo Nacional en el Tercer Congreso reunido en el templo de la Encarnación el 25 de noviembre de 1842, bajo la presidencia de don Carlos Antonio López.
Óleo sobre lienzo de Guillermo Ketterer pintado en 1957.

viernes, 9 de marzo de 2012

ZENÓN BOGADO ROLÓN, el poeta que pretendió volver a la cultura tribal


Zenón Bogado Rolón, Villarrica 1954, Asunción, diciembre/2005.  Es poeta maduro en las dos lenguas oficiales del Paraguay, porque las traducciones de sus poemas al castellano, realizadas por él mismo, tienen el mismo vuelo poético que los originales. Su lenguaje poético es esencialmente simbólico.  No aterriza en ningún momento al campo del lenguaje lógico. Pero como verá el lector, su poesía en guaraní se halla inundada de “cultismos vivos”. Así lo denomino en mi libro Gramática Elemental del Guaraní Paraguayo las palabras traídas de las variedades dialectales indígenas al guaraní paraguayo.  El caso es que Zenón se acercó al mundo cultural de los indígenas guaraní actuales, en las selvas del Paraguay, e investigó con avidez el lenguaje de los mismos. Descubrió con asombro los hechos culturales relacionados con la lengua, como le ocurre a toda persona que se inicia en el campo de la antropología, la etnografía o milita en el indigenismo. Su entusiasmo lo llevó a aplicar la metodología denominada de “observación participante” que consiste en ir a vivir con los indígenas y observar “desde dentro de la pecera” las pautas culturales. Esta es una metodología “peligrosa” para quienes en forma empírica, sin formación académica, aplican en las investigaciones de la cultura indígena. El peligro consiste en dejarse ganar por el esplendor de la cultura ajena hasta el punto de pretender abandonar la propia. Evidentemente le ocurrió esto a Zenón Bogado como le puede ocurrir a cualquiera que ingrese a ese mundo en forma desprevenida. Sólo de este modo puedo explicar la intensa asimilación de la lengua y la cultura indígena por Zenón Bogado, a tal punto que formula la propuesta para sí y para los paraguayos de volver a la cultura tribal. Su admiración lo llevó a una convicción muy firme y sincera. Recorrió parcialidades indígenas a fin de conversar con los Ñanderu, los sabios dirigentes espirituales. Tengo entendido que en tales circunstancias llegó a enfermarse y le ofrecieron un tratamiento especializado, pero Zenón se negó a someterse a la medicina occidental por haber perdido la confianza en ella. Esa medicina pudo haber prolongado su vida, pero él confió plenamente su cuerpo y su vida a los médicos indígenas, los cuales, como se ve, no pudieron preservar la vida de Zenón. Así quedó patentizado el grado de convicción al que llegó Zenón Bogado Rolón en esta cuestión.

La tentación de restaurar el “reino indígena” o “el edén americano de la pre conquista” acicatea a todos los que nos aproximamos a observar el mundo indígena; y doy mi testimonio de que su atracción es muy fuerte, conocimiento que me permite comprender perfectamente la actitud de Zenón. Sin embargo, luego de tomar distancia de la misma uno puede comprender que se trata de una quimera, de un imposible; es una utopía porque no se puede regresar a estadios culturales anteriores ni se puede asumir la cultura del otro, cuando ya se tiene una identidad cultural propia. Además, como dice Rubén Bareiro Saguier, “entre el guaraní y el paraguayo se produjo una ruptura ineluctable”. Entiendo por esto una ruptura que no se pudo eludir a lo largo de la historia porque son culturas incompatibles, y no precisamente porque los europeos hayan tenido una tecnología bélica infinitamente superior a la de los americanos, ni porque tengan una estructura religiosa más elaborada, sino porque se diferencian de modo inconciliable en el aspecto económico.  El indio americano no acumula bienes, porque su cultura no le permite, mientras el europeo se desvive por acumularlos.

Toda esta disquisición previa nos servirá para comprender y explicarnos la obra poética de Zenón Bogado Rolón; un poeta paraguayo que no solamente pretendió aprender y asimilar los dialectos guaraní indígenas sino que ingresó profundamente a la cultura de los guaraní y terminó identificándose con ella en perjuicio de su propia identidad cultural.  Esto le ocurre con facilidad al paraguayo porque deambula entre los extremos de despreciar profundamente al indígena o identificarse con él  invocando que pertenece a “la raza guaraní”.  El paraguayo normalmente no identifica su identidad cultural ni sabe que el pueblo guaraní es un pueblo distinto del suyo; además, es portador de valores maximalistas, va con facilidad de un extremo a otro, no conoce puntos intermedios y cualquiera sea la postura asumida, será radical y extrema.

Por esta vía Zenón Bogado Rolón trajo a la poesía paraguaya en guaraní una serie de palabras que, si bien son genuinamente guaraníticas, son desconocidas por el hablante del guaraní paraguayo. Además dichas palabras provienen de varios dialectos indígenas de modo que produce una confusión.  Por suerte no se trata de lenguaje lógico sino del lenguaje poético, y en ese contexto es aceptable. Lo único que va en detrimento de la obra de Bogado Rolón es que, por la razón señalada, su lenguaje poético descomunica.

Entre sus obras figuran los poemarios Tomimbi/ Que brille (1990), Tovera / Que reluzca (1990), Tojajái / Que titilen (1992) y Ayvu Pumbasy /Música de la palabra (1994). Sus Obras Completas se publicaron póstumamente en el 2007 por la Editora Servilibro SRL.

En cuanto a la forma poética es, inconfundiblemente, poesía de ropaje moderno, absolutamente alejada de la poesía popular paraguaya en guaraní, y por ende de la poseía clásica española. Nadie podrá comprender su obra poética a través del lenguaje lógico; se trata de poesía, y de una poesía altamente elaborada que en ningún momento se aparta del lenguaje simbólico.


Marzo de 2012

Extraído de mi libro "La Poesía Guaraní del Siglo XX"

1 comentario:

  1. Me gusto en una parte del articulo donde habla de su 'sinceridad', porque realmente fue así. Javier Bogado

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