Aprobación del Pabellón y Escudo Nacional en el Tercer Congreso reunido en el templo de la Encarnación el 25 de noviembre de 1842, bajo la presidencia de don Carlos Antonio López.
Óleo sobre lienzo de Guillermo Ketterer pintado en 1957.

lunes, 5 de diciembre de 2011

HACIA UNA ÉTICA DEL LENGUAJE *

* Artículo del sociólogo José Carlos Rodríguez, publicado en el Correo Semanal del Diario Última Hora en febrero de 2001.




El desconocimiento de las diferencias entre personas, grupos o culturas distintas tiene dos maneras diferentes de expresión: una hostil y otra gentil. Por ejemplo, después del descubrimiento de América, se inventa el mito del salvaje malo, de raza inferior a las europeas; y el otro mito, el de Rousseau, el del buen salvaje. El primero afirma que los salvajes son inferiores, el sgundo que los salvajes son superiores.

Nunca existieron seres humanos salvajes: todos tiene cultura y sociedad, fruto de la historia y las opciones, ninguno de salvaje. Los prejuicios hostiles y los gentiles están encerrados en una dificultad similar, no reconocen la especificidad y las diferencias reales entre los seres humanos, actitud cuyo desarrollo más evidente lo constituye el racismo.

En el Paraguay, con respecto al guaraní hay dos discursos que se mueven en el círculo de esta lógica: el discurso de la denigración del guaraní y el discurso de su apología. Ambos expresan la actitud de sus partidarios frente a la comunidad de los guaraní parlantes, y en particular frente a las comunidades precolombinas, o “indios”. Según el discurso anti, el guaraní es un problema o una carencia (carencia de español): el idioma guaraní ha sido por eso prohibido y denigrado. Según el discurso pro guaraní, este idioma constituye el verdadero ser y la forma superior de expresión del Paraguay; aunque no proponga una acción concreta para tratar al guaraní como a una lengua, sino como una costumbre folclórica.

El racismo hostil (anti-guaraní) tiene hoy pocos defensores, por así decirlo, ha perdido su guerra; pero el racismo gentil (pro-guaraní) sigue vigente y quizás constituya el principal problema para el desarrollo concreto de la lengua mayoritaria de los paraguayos y paraguayas.

Para el racismo gentil el guaraní posee ya el desarrollo de otras lenguas – la literatura, los auxiliares lingüísticos, los archivos y la ciencia de aquellas colectividades lingüísticas con escritura y reflexión léxica y gramatical –. O, en él se piensa que no importa la carencia de estos medios simbólicos: los mitos indígenas, la Biblia, la lengua cotidiana, el catecismo y las canciones románticas constituyen ya filosofía, teología, ciencia y arte.

Ética lingüística

En contra del racismo puede enunciarse una ética lingüística, podemos enumerar sus principios:
1.  La diferencia entre las lenguas no puede ser entendida como una diferencia jerárquica, no hay lenguas superiores o inferiores, toda lengua tiene la misma capacidad expresiva.
2. Una lengua es una forma de vida que debe ser preservada.
3. Todo ser humano tiene el derecho inalienable a expresarse en su propia forma lingüística, y en la lengua que desea; eso vale para los individuos y las colectividades.
4. Las ciencias y técnicas del lenguaje tienen el deber de describir el máximo número de lenguas y de formas de expresividad diferentes.

Los dos primeros principios constituyen un credo antirracista general: son creencias compatibles con la ciencia; el tercer principio es el reconocimiento político de una ciudadanía simbólica; el cuarto alude a los intelectuales, funcionarios, dirigentes políticos y a las políticas emprendidas por los estados.

Todas las lenguas son iguales

Según el primer principio, al no haber lenguas inferiores, tampoco hay lenguas superiores. Si todas las lenguas tienen la misma capacidad expresiva, el guaraní no puede ser más dulce que el alemán, más expresivo que el español, más melodioso que el inglés ni más concreto que el coreano… y tampoco menos. La diferencia entre lenguas no es entres lo mejor y lo peor sino sólo entre una manera y otra manera de expresarse.

Hay que distinguir, por supuesto, entre lengua y habla, entre potencial desarrollo de la lengua y el uso efectivo o habla, que incluye el inventario de los discursos disponibles. Si en relación a la lengua no hay diferencia, sí la existe en el estado del habla, en el desarrollo de los discursos concretos: orales y escritos. No podemos leer filosofía alemana en guaraní como en inglés y en francés: faltan textos, personas competentes e instituciones.

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