Aprobación del Pabellón y Escudo Nacional en el Tercer Congreso reunido en el templo de la Encarnación el 25 de noviembre de 1842, bajo la presidencia de don Carlos Antonio López.
Óleo sobre lienzo de Guillermo Ketterer pintado en 1957.

jueves, 9 de enero de 2020

Contestación.


Señor Mario Castells
A solicitud de mi dilecto amigo Javier Viveros le contestaré unas pocas preguntas. Por lo que veo usted tiene más datos que yo sobre la vida de Martínez Gamba. Yo lo conocí ya de adulto y casi por casualidad. Fue a través de su hermana Dorita Martínez Gamba, residente en Asunción y docente de literatura.  Es ella la informante más calificada para un biógrafo de su hermano. Y ya está con edad, habría que llamarla ya. Naturalmente es la más autorizada para hablar de su niñez, adolescencia, juventud, estudios primarios, barrio de Villarrica en que vivió, etc.
Nuestra Revista Ñemitÿ, órgano literario de los estudiantes de la Licenciatura en Lengua Guarani de la UNA, quería superar  la barrera folklórica que tenía aprisionada a la lengua guaraní y se propuso publicar obras de envergadura literaria. Entonces se presentó una amiga de nombre Arminda Stainich que nos dio la noticia de la existencia de Carlos Martínez Gamba y de su interesante talento literario. Ella, que era compañera de aulas de Dorita, la había acompañado hasta Puerto Rico el año anterior y vino deslumbrada por la personalidad y las obras de Carlos. Dorita aprobaba sus opiniones pero no era la mejor propagandista de su hermano. Usando este canal solicitamos que nos enviara algunas de su obras y nos las envió Pychâichi y Plata Yvyguy. A mí no me impactaron pero a Feliciano Acosta, nuestro director, sí, porque él es poeta, y las publicamos. Luego siguió enviando normalmente sus obras a Ñemitÿ. Fueron pocas las publicadas, pero cuando llegaron sus cuentos iniciales despertaron mi interés. Al punto vi que con ellos se daba inicio a la narrativa guaraní, a la de ficción, a la artística de gran nivel. Luego, y no recuerdo en qué año, Martínez G. apareció en Asunción. La dictadura todavía estaba en pie, pero Juan Bautista Rivarola Matto (Papi) logró con la dictadura un acuerdo que no sé de qué clase; lo cierto es que lo dejó estar aquí, lo  apresaba de cuando en cuando para interrogarlo pero seguía y logró también que ingresara su íntimo amigo en dos campos, literario y político: Carlos MG. Más tarde nos enteramos de que ellos eran “camaradas” entre sí pero con independencia de esa circunstancia creo que JBRM es el literato que más poderosamente ha influido en Carlos Martínez Gamba.
Juan Bautista era un apasionado en todo y sobre todo por la literatura; era un hombre muy convincente, dominaba las corrientes literarias y sabía lo que necesita la lengua guaraní para su desarrollo: esa necesidad  era la de romper su tratamiento y utilización meramente folklórico; emprender el estudio verdaderamente científico de la alengua y producir en ella y con ella una gran literatura. Rivarola Matto fue un hombre extraordinario que nos aclaró muchas cosas y nos impulsó a realizar grandes obras. A mí me convenció y me asesoró para escribir la primera novela en lengua guaraní y me lanzó a la fama con el rótulo de que soy el primer novelista en lengua indígena americana.
Cuando conocí a Carlos Martínez Gamba me impactó su nobleza, sencillez y claridad de ideas en el campo literario y sobre sobre lo que el guaraní paraguayo necesitaba. Cultivamos una hermosa amistad literaria que duró durante toda la vida de él y lo visité en Puerto Rico. Me escribía una carta casi cada mes, las cuales pocas veces las contestaba, limitado como estaba por el tiempo.
Poco tiempo después cayó la dictadura (1989) hecho que Rivarola ya no pudo ver, pero Carlos sí pudo y desde entonces ingresaba al Paraguay normalmente; venía todos los años. Compartimos largas tertulias; era un gran conversador, jovial y simpático, además de muy instruido y memorioso. Compartir su compañía era un deleite.
Sobre su niñez en Villarrica lo sé muy poco; sólo aquello que el refería; que vivió en un barrio de pobres en el seno de una familia pobre; que su más querida maestra se llamaba Mamela Paganetti; que con los chicos vagaba por toda Villarrica y cometían travesuras. Refería que fue objeto de muchas injusticias por parte de sus propios parientes y sobre todo por su tío Porfirio. Pero cuando adulto y escritor se tomó la revancha con escribir y revelar todas las miserias familiares y las de su entorno. Como consecuencia fue amenazado por los propios parientes con denunciarlo. Me comentaba que él había cometido el error de no cambiar los nombres de sus personajes en los cuentos, que eran casi todos sus parientes. Todos los personajes arquetípicos de la literatura de un país se encuentran en nuestras propias familias - me decía - pero no cometas el error de presentarlos con nombres y apellidos. Es difícil desprenderse del nombre verdadero porque nos parece que no sería el mismo personaje, pero eso debe superar un escritor. Debemos pintarlos de cuerpo entero pero bajo un nombre ficticio - me recomendaba -.. El nombre verdadero no importa. Ellos son nuestros arquetipos. Son personajes típicos y clásicos de todas las sociedades y de todos los tiempos. Basta con adjudicarles un nombre distinto a cada uno,.
Yo no sé nada de su pasado político. Nunca me lo reveló. Aparentemente tuvo una militancia política tempranera. Debió ser así porque la dictadura lo mandó al exilio siendo muy joven. Se habría ido sin que nadie lo conociera en el Paraguay como político (salvo los esbirros de la dictadura)   y menos como literato. En el Paraguay de la dictadura su nombre se hallaba perdido para el común; se perdieron sus huellas
         Tampoco lo sé si Martínez G, llegó a viajar, pero Rivarola Matto sí; se sabe que como miembro y dirigente del PCP visitó varias veces la Unión Soviética y allí contactó con los grandes literatos del mundo. Pero al parecer en el P.C.P. se produjo en un momento histórico una suerte de división por razones más estratégicas y económicas que ideológicas, Comentan algunos ex militantes del  P.C. que un grupo integrado por José Asunción Flores y sus amigos se apartaron de Oscar Creidt, el líder.  argumentando que después de varias décadas de lucha el Partido no llegó a formar cuadros de combatientes al interior de la sociedad paraguaya, y que tal hecho se debería al rechazo del marxismo-leninismo dogmático, montado sobre la cultura exclusivamente europea. Existen conjeturas y leyendas de que la aceptación y el apoyo a la lengua guaraní fue uno de los componentes de aquella discordia política El líder partidario, Creidt, era partidario de un socialismo dogmático, europeo, ideológicamente incontaminado; mientras Flores y sus amigos sostenían que el socialismo debía ser inculturado en el Paraguay para tener éxito; que debe asumir la defensa del idioma del pueblo llano, idioma marginado de un pueblo marginado y preterido,  y además, perseguido por el gobierno igual que ellos. Ellos alegaron en favor del idioma rechazado por todos los gobiernos pero sostenido a través de siglos por el pueblo hablante: el guaraní. Teorizaban que el Partido debería acercarse incluso a la cultura indígena en busca de concomitancias políticas y económicas que le pudieran servir de soporte ideológico. Esto a Creidt le causaba náuseas y como consecuencia Flores lo trató de “señorito”,  y de “revolucionario de salón”. Este grupo abogó por que el Paraguay lleve a cabo su revolución socialista en su propia lengua y con su propia cultura, hecho que incluiría necesariamente la participación al pueblo campesino. Pero se comenta que Creidt no quería involucrar de ninguna manera al campesinado en la lucha,  “porque son conservadores, miedosos, ambiciosos y traidores por antonomasia”.
Concluyo aquí esta retahíla de anécdotas, tal vez falsas, con la  leyenda de que Creidt comenzó a cambiar de postura solo después de que Mao demostrara que se puede llevar adelante la revolución socialista con el pueblo campesino; pero a la hora de cambiar de postura, él se encontró con que casi nada sabía de la cultura campesina y mucho menos del idioma guaraní. Esto – dicen nuestros informantes - lo inmovilizó a Creidt; porque a partir de entonces no pudo organizar nada eficaz y sus combatientes se convirtieron en mártires de la lucha. Es posible que esta división haya existido aunque los hechos aquí señalados no hayan sido la causa real, pero existen indicadores que aportan verosimilitud, tales como que en un momento dado Rivarola Matto y Martínez Gamba toman un repentino interés, a edad ya madura, por la literatura  guaraní, mientras J.A. Flores, le solicita permiso al dictador, a través del artista (cantante profesional) Lito Ortiz, para venir a Cerro Corá, (el altar de la patria) a residir hasta su muerte, sin inmiscuirse en política, con el  fin de componer un inmenso poema sinfónico al héroe máximo de la nacionalidad: el  Mcal. Francisco Solano López. Me lo ha contado personalmente Lito Ortiz que la respuesta del dictador Stroessner fue: “Lito: mejor doblemos esa página”. Por su parte, Martínez Gamba le dedica su “Öpera massima” a la guerra del 70, rescatando el heroismo de los combatientes paraguayos, incluyendo a López, frente a la agresión imperialista de la época. Estos hechos nos indican que ambos habrían militado en este segundo grupo del P.C. de forma abierta o solapada. Sostengo  además, que la facción del PC que optó por el “Sincretismo cultural-ideológico” habría tenido mayores posibilidades de enquistarse en la sociedad paraguaya, porque esgrimía un discurso que le permitía encarnar los altos deseos de un pueblo marginado y muy sufrido.
         Tanto Rivarola como Martínez Gamba no produjeron nada en guaraní en su primera juventud siendo no obstante, hablantes naturales del idioma, hablantes desde la infancia, Sin embargo se convirtieron a través de sus obras en dos puntales principales de la literatura guaraní. Martínez inaugura un nuevo género literario: la narrativa de ficción, después de 200 años del cultivo casi exclusivo de la poesía en esta lengua. Es, definitivamente, el padre de este género. Como poeta a mí nunca me convenció, pero debo reconocer que admiro su inmenso poema “Guerra guasúrö guare” con el cual se ganó el premio nacional de literatura. Me dejó leer los originales y le dije que intenté varias veces leer la narración de la batalla de Piribebuy sin que me conmoviera y que las 7 veces me quebró. “Entonces – me dijo -  te dedico ese capítulo”; y allí está. Hasta hoy solo me pongo a leer cuando tengo necesidad de llorar.
         Por su parte Rivarola Matto escribió el cuento más deslumbrante en guaraní: “Karai Réi oha’ärö guare kuka’ë kañy”. Para mí es lo máximo en nuestra narrativa, a pesar de que Martínez Gamba sostiene que el mejor cuento paraguayo en guaraní es uno de mi autoría titulado: “Elfinadorä”. Los motivos de esta discordancia pueden ser dos: 1) Elfinadorä es un cuento enteramente ficticio mientras Karai Réi. es oralitura; y 2) Karai Réi… escribió primero Martínez Gamba, pero lo hizo en versos medidos con rima asonante. A Rivarola le encantó el tema porque es una oratura paraguaya de la época colonial en la cual el “arriero desvalido” le gana una pulseada al mismísimo Rey, en un juego de inteligencia. Es el triunfo del hombre común frente al poderoso Sin embargo no le gustaba la forma. El opinó que ese cuento oral era narrativa pura, que ese es su género propio, y se puso a traducirlo; lo llevó  a la prosa con consentimiento de Martínez Gamba, pero siempre aclaraba que el tema  “le robó” a Martínez Gamba”, y éste, que era un niño grande, se reía con gusto. Reitero para concluir que es la prosa más deslumbrante que tiene el guaraní paraguayo.
         La postura asumida por estos dos escritores no debe entenderse como que a través del idioma guaraní adhirieron a la corriente nacionalista, que acapara y folkloriza el guaraní. No debemos entender así, primero porque los liberales y socialistas somos internacionalistas por condicionamiento doctrinario. Amamos todas las culturas del mundo  pero  no creemos, como creen los nacionalistas, que nuestra cultura es la mejor de todas. En nuestro caso, cultivamos el idioma guaraní porque sabemos que es la columna vertebral de la cultura popular paraguaya y consecuentemente solo a través de este idioma terminamos de construir nuestra identidad cultural; y porque sabemos además, que las personas y los pueblos que no tienen identidad cultural no son nadie, absolutamente nadie, y por tanto no tienen derecho a sentarse en la gran mesa de la cultura universal.
                             Tadeo Zarratea
                           7 de enero de 2020

1 comentario:

  1. Mario Castells: muchas gracias, maestro, pir esta entrevista, por sus respuestas. Muy agradecido.

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